Marco Enríquez, el "candidato revelación" que arrincona a Piñera y a Frei en Chile

AGENCIA EFE 20/05/2009 00:00

"Con sólo decir que queríamos competir ya arrinconamos a candidatos que llevan cuarenta años en la política y tienen el respaldo de sus partidos", asegura Marco Enríquez en una entrevista con Efe.

En marzo pasado, la directiva del Partido Socialista rehusó celebrar comicios internos y optó por apoyar directamente al democristiano Eduardo Frei. Marco Enríquez anunció entonces que se iba a presentar a las elecciones de diciembre por su cuenta.

Muchos analistas pensaron en ese momento que este diputado de 35 años podía convertirse en la bisagra que decidiera el resultado entre el oficialista Eduardo Frei y el opositor Sebastián Piñera.

Pero en apenas unas semanas el hijo del guerrillero Miguel Enríquez (asesinado a tiros por la policía secreta de Augusto Pinochet) se ha convertido en la revelación de una contienda electoral que promete ser la más incierta desde que Salvador Allende llegó al poder en 1970.

"El conservadurismo de izquierda y de derecha no está a la altura del Chile actual. Es hora de dar el paso siguiente. De eso se trata la próxima elección presidencial y ése es el desafío que pretendemos liderar", explica Marco Enríquez.

Las encuestas le asignan entre un 10 y un 14 por ciento de apoyo, y algunas incluso le sitúan en una segunda vuelta por delante del candidato de la Concertación, el senador y ex presidente Eduardo Frei.

"Todas las encuestas indican que estamos subiendo. Si esta dinámica se mantiene, vamos a pasar a la segunda vuelta", asegura él.

Dice que el sistema electoral chileno "es hostil" con los independientes y por eso está empeñado en lograr que 36.000 ciudadanos vayan a un notario y paguen cuatro dólares para apoyar su candidatura.

"La política chilena está secuestrada por un grupo de dirigentes cuyo norte es desbancar al vecino para mover la cerca unos centímetros", afirma Marco Enríquez, quien ilustra el inmovilismo político con la opinión de un camarero que lleva 25 años en el palacio de La Moneda y cuenta que "desde Pinochet, los presidentes han cambiado, pero los invitados son los mismos".

"Eso retrata lo que está pasando en Chile", opina este cineasta criado en el exilio en Francia con su madre, la también directora de cine Manuela Gumucio, y su padre adoptivo, el hoy senador socialista Carlos Ominami.

"Estoy lleno de fortalezas, pero también de debilidades, y no tengo ningún problema en reconocerlo; siempre he vivido en la dualidad", confiesa.

"Este país está cansado de los presidencialismos exacerbados, por eso puso a una mujer en la presidencia", sostiene el único candidato que muestra abiertamente su admiración por Michelle Bachelet.

Enríquez presume de conocer muy bien a los dirigentes de la Concertación, a quienes describió en un documental como "los héroes fatigados", pero siente frustración por la cerrazón que a su juicio se ha instalado en la que debía ser "la casa común del pensamiento crítico".

Bautizado como el líder de los "diputados díscolos" por su actitud crítica, Marco Enríquez compara a la Concertación con los músicos del "Titanic", que seguían tocando mientras el transatlántico se hundía.

"Es fundamental que el presidente de un país no tenga miedo ni esté atado al pasado. Frei y Piñera viven secuestrados por sus partidos", afirma Marco Enríquez a quien sus críticos tachan de "populista" y le echan en cara su bisoñez política.

Él replica que eso mismo decían de Michelle Bachelet hace cuatro años y que en tres años ha presentado 160 proyectos de ley.

Unos ven en él al Barack Obama que llegó a la presidencia de Estados Unidos con escaso respaldo de los demócratas y otros al Felipe González que reformó el Partido Socialista Obrero Español y lo llevó al poder, pero él se resiste a las comparaciones.

Está haciendo una precampaña austera porque sólo ha recaudado 7.000 dólares en su página web, pero confía en que los empresarios "hagan sus donaciones en su momento".

Partidario de aplicar "más diplomacia cultural" en las relaciones con Perú y Bolivia, no cree que el electorado se espante por sus iniciativas más radicales, como la despenalización del aborto o los matrimonios entre homosexuales, porque también propone otras más convencionales, como una nueva Constitución, garantizar la enseñanza pública y una reforma tributaria que recaude 4.800 millones de dólares para sacar al país de la crisis.

"Soy el papel para que los ciudadanos escriban su programa de gobierno", dice Marco Enríquez, que estos días no deja de pensar en una frase del libro de Cristian Salmon "Storytelling": "las campañas son duelos de historias a gran velocidad que duran meses".