La OSCE celebrará en Astaná su primera cumbre de jefes de Estado desde 1999

AGENCIA EFE 17/07/2010 07:20

"La cumbre será un factor de unión de la parte europea y asiática de la OSCE", señaló hoy Nursultán Nazarbáyev, presidente kazajo, durante la reunión informal de ministros de Exteriores que se celebró el viernes y sábado en la ciudad de Alma Atá, en la que se acordó también el envío de un contingente policial internacional al sur de Kirguizistán, fronterizo con China.

El jefe de la diplomacia kazaja y presidente de la OSCE, Kanat Saudabáyev, propuso el 29 y 30 de octubre como posibles fechas para la cumbre de la OSCE, cuya última reunión al máximo nivel se celebró a finales del siglo pasado en Estambul.

Saudabáyev añadió en rueda de prensa que la fecha definitiva de la cumbre será fijada por el Consejo permanente de la OSCE, que se reunirá el próximo día 22 en Viena.

Al respecto, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se felicitó por el acuerdo y anunció la disposición del presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de acudir a esta cita.

Moratinos recordó que la idea de reunir a los mandatarios de los 56 países de la OSCE fue de España, que la propuso en 2007 cuando ejerció la presidencia de turno de la organización, que agrupa a todos los países de Europa, América del Norte y Asia Central.

"Aunque entonces algunos dijeron que era prematuro plantear esta cumbre, se demuestra la visión de España de avanzar y proponer iniciativas que al final salen", comentó.

El acuerdo sobre la cumbre es un gran éxito para Kazajistán, el primer país asiático, musulmán y ex soviético en presidir la organización de seguridad más grande del mundo.

Las críticas contra la falta de avances democráticos en Kazajistán, cuyo presidente dirige el país centroasiático desde diciembre de 1989, estuvieron a punto de frustrar la celebración de la cumbre.

Con todo, la mayoría de países miembros opina que es hora de que la organización celebre una reunión al más alto nivel para acallar las críticas sobre su anacronismo, lanzadas principalmente por Rusia.

Moscú es partidaria de reorientar la atención de la OSCE hacia los asuntos de seguridad más urgentes, como Afganistán, dejando en un segundo plano la defensa de la democracia, al considerar que esa función se presta a interferencias en asuntos internos de los diferentes países.

En Estambul, la OSCE urgió a Rusia a retirar sus tropas de Georgia y Moldavia, exigencia que aún no ha cumplido, ya que sigue estando presente en las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y en la moldava de Cisdniéster.

El Consejo permanente de la organización también debe preparar en las próximas semanas "los documentos políticos" que será abordados durante la cumbre, añadió el ministro kazajo.

Entre los asuntos que la presidencia kazaja propone está la estabilización de Afganistán que, según Nazarbáyev, sólo se puede conseguir a través de la "gradual transferencia de la seguridad a las autoridades locales".

Además, el líder kazajo considera fundamental crear "un nuevo sistema de seguridad euroasiático", la última oportunidad de evitar que la OSCE se convierta en una organización obsoleta a la sombra de la todopoderosa OTAN.

"Debemos admitir que es imposible desarrollar una política para Europa y otra totalmente diferente para Asia", dijo.

Precisamente, Moratinos defendió hoy en su intervención que la OSCE asuma un mayor protagonismo en la estabilidad de Afganistán y en el control de sus fronteras.

España considera que, ya que varios países miembros son fronterizos con Afganistán, su contribución es esencial para la estabilidad de la zona y evitar que los insurgentes y las redes vinculadas a Al Qaeda puedan entrar en el espacio de la OSCE.

Por otra parte, los representantes de los 56 países miembros acordaron el urgente envío de un contingente policial internacional al sur de Kirguizistán.

Ese país limítrofe con China fue escenario a mediados de junio de violentos choques interétnicos entre kirguises y uzbekos, que le costaron la vida a más de 300 personas, según fuentes oficiales, y provocaron el desplazamiento de cerca de medio millón.

En una primera fase, la OSCE enviaría a las regiones kirguises de Osh y Jalal Abad a un grupo de 52 agentes desarmados, que en caso de necesidad podría ser ampliado a 102 observadores, iniciativa kazaja apoyada por Rusia y Estados Unidos.

Nazarbáyev, el líder más respetado de toda la región postsoviética, advirtió que "la frágil estabilidad de Kirguizistán podría romperse en cualquier momento".