Obama y Netanyahu se reúnen, con serias diferencias sobre los palestinos e Irán

AGENCIA EFE 17/05/2009 18:12

Ambos líderes tienen previsto mantener un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca, durante el cual el presidente estadounidense presionará a Netanyahu para que acepte la creación de un Estado palestino como parte de una solución al conflicto en Oriente Medio.

El primer ministro israelí, que llegó al poder al frente de una coalición de derecha tras las elecciones de febrero pasado en su país, ha rechazado hasta ahora aceptar un Estado palestino.

Pero Obama, que ya en su primer día de trabajo en la Casa Blanca habló con los líderes de la región, ha indicado que la paz en Oriente Medio, que incluya un Estado para los palestinos, es una cuestión de "seguridad nacional" para EE.UU. y será una de sus prioridades como presidente.

El rey Abdalá II de Jordania, que se reunió con Obama a finales de abril en Washington, asegura que el mandatario prepara su propio ambicioso plan de paz, que podría presentar en el discurso que tiene previsto dar en El Cairo el próximo 4 de junio.

Ese plan, al parecer, buscaría no sólo la paz entre Israel y los palestinos, sino también entre Israel y el resto de los países árabes, incluido Siria.

Lejos del apoyo incondicional a Israel que ofreció su predecesor, George W. Bush, el actual presidente estadounidense está dispuesto a presionar al Estado judío.

"Dos Estados que convivan el uno junto al otro, en paz y seguridad. Creo que tratarán de eso y es una cuestión en la que seguirán trabajando" Obama y Netanyahu, declaró este fin de semana un funcionario del Gobierno de EE.UU. que habló bajo la condición del anonimato.

En un indicio del cambio de actitud de Estados Unidos, el vicepresidente Joe Biden indicó en la reunión anual del AIPAC, el principal grupo de presión pro israelí en Washington, que "Israel debe trabajar en favor de una solución de dos Estados" y dejar de construir asentamientos en territorio palestino.

Aunque existen diferencias en sus posiciones, hay indicios de que Netanhayu podría hacer concesiones al presidente estadounidense. Su ministro de Defensa, Ehud Barak, indicó este fin de semana que el primer ministro podría aceptar un Estado palestino.

"Creo que Netanyahu le dirá a Obama que este Gobierno está dispuesto a entrar en un proceso político que resulte en dos pueblos que convivan en paz y respeto mutuo", dijo Barak, quien evitó no obstante mencionar directamente la palabra "Estado".

Pero si la cuestión palestina será uno de los protagonistas de la reunión en la Casa Blanca, el otro lo será Irán.

El dirigente israelí considera que Teherán es una "amenaza existencial" para su país y defiende la necesidad de imponer más sanciones contra el programa nuclear iraní, algo para lo que busca el apoyo de Washington.

Además, las Fuerzas Armadas israelíes consideran opciones para bombardear de modo preventivo las instalaciones nucleares iraníes.

Obama desarrolla, por el contrario, un intento de acercamiento a Irán que ha incluido un mensaje directo a las autoridades y el pueblo iraní en el que ofrece "un nuevo comienzo" en la relación si la República Islámica opta por cumplir sus compromisos internacionales.

No obstante, el mandatario estadounidense ha indicado que no busca "hablar por hablar" con el Gobierno iraní y que podría cambiar de actitud si su oferta no da resultados.

Al parecer, Washington se ha fijado hasta el otoño boreal para decidir si se producen progresos.

La reunión entre Obama y Netanyahu forma parte de una serie que el jefe de Estado de EE.UU. tiene prevista con líderes de Oriente Medio.

La semana próxima, Obama recibirá en la Casa Blanca a su colega egipcio, Hosni Mubarak, y al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás.

Esta ronda de contactos culminará el 4 de junio cuando el presidente estadounidense pronuncie su discurso al mundo musulmán desde un lugar aún por decidir en El Cairo.

Obama, que pasó parte de su infancia en Indonesia, el país musulmán más poblado de la Tierra, prometió durante su campaña pronunciar un discurso desde una capital islámica para tender puentes hacia los creyentes en Alá.