Teherán emprende el proceso de enriquecimiento de uranio pese a la advertencia internacional

AGENCIA EFE 09/02/2010 07:44

Según el portavoz del organismo iraní de la Energía Atómica, Ali Shirzadian, los trabajos preliminares se iniciaron a las 9:30 hora local (6:00 GMT) y el enriquecimiento propiamente dicho apenas cuatro horas después.

Desde Viena, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó la presencia en Natanz, ubicada en el centro del país, de varios inspectores adscritos a su equipo de expertos.

"El enriquecimiento comenzó este martes en una nueva cascada de centrifugadoras, denominada S8, diferente a la línea de producción que se utiliza (habitualmente) para otros enriquecimientos en Natanz", explicó, por su parte, el jefe negociador nuclear iraní, Ali Akbar Salehí.

El responsable iraní insistió, no obstante, en que se trata de una decisión reversible y que la puerta permanece abierta para un acuerdo de intercambio de combustible nuclear con las grandes potencias.

"El inicio del enriquecimiento no significa el final de la interacción y la negociación con el organismo de la ONU para alcanzar un acuerdo de intercambio", aseguró.

"La República Islámica está lista para proseguir con la cooperación si la otra parte negociadora actúa con cordura y deja de perder el tiempo", agregó Salehí, citado por la televisión estatal en inglés.

Sin embargo, parece ya tarde para países como Estados Unidos, Francia o el Reino Unido, que se declaran "hastiados" de la altanera ambigüedad de la que ha hecho gala el régimen iraní en los últimos meses.

El lunes, apenas 24 horas después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, revelara que había dado la orden de comenzar el enriquecimiento, Washington y París instaron a imponer "enérgicas" sanciones económicas y políticas.

Los responsables de Defensa de ambos gobiernos, el norteamericano Robert Gates, y el francés, Hervé Morin, expresaron su frustración porque "Irán lo ha rechazado todo".

Por ello, ambas naciones preparan ya un documento para su discusión en el Consejo de Seguridad y eventual aprobación, que podría tener lugar a finales de marzo.

Bloqueo de entidades bancarias iraníes, sanciones a la venta de gasolina a Irán, congelación de fondos y embargo a compañías iraníes, en particular las controladas por la poderosa Guardia Revolucionaria, son algunas de esas medidas punitivas que se barajan.

El problema radica, sin embargo, en la necesidad embarcar en el proyecto a China, país que se muestra muy reticente debido, según los expertos, a los importantes intereses económicos y energéticos que tiene en Irán.

Los analistas coinciden en apuntar que sin la anuencia de Pekín, las medidas punitivas perderán una importante parte de sus efectividad.

Quien parece haber dejado de lado sus vacilaciones es Rusia, país que hoy señaló que la decisión de Irán de enriquecer uranio "genera dudas" sobre las intenciones de su esfuerzo atómico.

"La acciones que ha emprendido, en particular el enriquecimiento al 20 por ciento, despiertan las dudas en otros países. Y parecen dudas fundadas", afirmó el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrouchev, citado por agencias rusas.

Las sospechas se cimentan en que, según expertos nucleares, Irán posee la tecnología para enriquecer, pero se duda de que pueda utilizar el combustible ya que se desconoce si puede encapsularlo para inyectarlo al reactor.

Francia, Rusia y Estados Unidos ofrecieron el pasado noviembre a Irán enviar al exterior su uranio al 3,5 por ciento y recuperarlo, tiempo después, enriquecido al 20 por ciento, en las condiciones que lo necesita para mantener operativo su reactor civil en Teherán.

Irán, que dice aceptar el intercambio, exige que éste se realice en su territorio nacional y de forma gradual, condiciones que no están dispuestas a aceptar las otras naciones.

Expertos en la región advierten de que el endurecimiento del pulso con las potencias occidentales tiene, además, una lectura interna relacionada con la crisis política y social que divide al país desde las polémicas elecciones del pasado junio.

Irán celebra este jueves el 31 aniversario del triunfo de la revolución que desalojó la monarquía Pahlevi.

Durante las pasadas tres décadas, ésta ha sido una fecha señalada por el régimen para mostrar su consistencia frente a las "presiones extranjeras".

Este año, la oposición tiene previsto aprovecharla para retomar las protestas que mantiene desde la polémica reelección de Ahmadineyad, que considera fruto de un "fraude masivo".