El alcalde de Cazalilla (Jaén) apunta malestar en el pueblo tras la decisión del vicario al no permitir lanzar la pava

EUROPA PRESS 06/02/2016 18:10

Así lo ha trasladado a Europa Press el primer edil, quien ha asegurado que "no comparte la postura" del vicario contra esta tradición del municipio durante las fiestas de San Blas, al mismo tiempo que ha apuntado que, tras las declaraciones de Martínez, el pueblo está "bastante cabreado" con la Iglesia.

La imposibilidad de acceder al campanario hizo que este pasado miércoles la pava no pudiera ser arrojada desde el campanario, como ha venido ocurriendo cada 3 de febrero con motivo de la festividad de San Blas en el municipio jiennense de Cazalilla. A pesar de ello, el animal siguió siendo el protagonista cuando apareció portado por un hombre que lo paseó entre la multitud, como poco después ocurrió con una segunda pava.

Cabe recordar que el Partido Animalista (Pacma) inició hace más de un mes "una intensa campaña", que culminó con la paralización del lanzamiento de la pava este pasado miércoles. La formación recogió más de 50.000 firmas que presentaron a la Junta, así como al Obispado de Jaén para que "impidiera" que se produjera el lanzamiento desde el campanario de la iglesia.

Pacma solicitó medidas cautelares al juzgado de Instrucción número 3 de Jaén, que si bien fueron rechazadas por el juez Sánchez Gasca, se ha recurrido a la Audiencia Provincial, donde la formación espera que se sentencie que el lanzamiento de la pava es maltrato animal, para evitar que se celebre los próximos años.

Por su parte, el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, recalcó que el lanzamiento o no de una pava viva desde el campanario de la parroquia de Cazalilla es "un asunto totalmente ajeno a la iglesia", ya que además "pertenece a otras instituciones públicas". "La parroquia se ha limitado a atender a los fieles en los actos de culto con una preparación, una misa, una procesión y punto final", manifestó.

El lanzamiento de la pava ha estado envuelto en los últimos años en la polémica, ante las críticas de organizaciones animalistas que consideran que se maltrata a la pava, mientras que la mayor parte de los vecinos y participantes en esta costumbre niegan que se causen daños al animal, que permanece con quien lo recoge como símbolo de fortuna, y defienden su celebración.