El artículo destaca que "uno de los políticos más importantes de Venezuela recibió esta semana asilo en Perú" y explica que "Manuel Rosales, un ex gobernador estatal que retó a (el presidente) Hugo Chávez en la elección presidencial y ganó el año pasado la elección como alcalde de Maracaibo, huyó del país para no ser encarcelado".
Según el Post, a Rosales se le procesó por "cargos dudosos de corrupción" en una investigación que comenzó "sólo después de que Chávez gritó en la televisión: '¡Voy a meterte en la cárcel, Rosales!'"
De acuerdo con el editorial, Rosales es uno de por lo menos siete prominentes opositores de Chávez, incluidos tres de cinco gobernadores de estados, "que han sido encarcelados o sometidos a investigaciones criminales o por impuestos en los últimos dos meses".
"Es razonable preguntar en qué forma el gobierno de Obama reacciona a esta nueva campaña contra lo que resta de democracia en Venezuela, especialmente dado el amistoso apretón de manos del presidente con Chávez en la Cumbre de las Américas hace dos semanas", continuó el editorial.
"Y la respuesta es que (el gobierno de Obama), no reacciona", agregó. "El gobierno ha mantenido un silencio deliberado acerca de la persecución de políticos elegidos, un ex ministro de defensa disidente y un destacado periodista" en Venezuela.
El Post señaló que por su parte el Departamento de Estado "elogia lo que califica como 'acontecimiento positivo' en las relaciones de EE.UU. con Venezuela: la oferta de Chávez de intercambio de embajadores".
Según el editorial, la secretaria de Estado, Hillary Clinton "al parecer cree que la creciente represión interna (en Venezuela) no debe ser un impedimento para el mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos, actitud coherente con sus opiniones ya expresadas acerca de países como China, Egipto y Turquía".