La fiscalía alemana imputa a la célula de Sauerland planear una devastadora Yihad en Alemania

AGENCIA EFE 22/04/2009 12:34

Los acusados, dos alemanes conversos al Islam -Fritz Gelowitz y Daniel Schneider, de 29 y 23 años- y dos turco-alemanes -Atila Selek y Adem Yilmaz, de 24 y 30- comparecieron en actitud desafiante ante la Audiencia Territorial de Düsseldorf, convertida en un fortín.

Según la fiscalía, con los 730 kilos de explosivos y 26 detonadores que se les incautaron al ser desarticulada la célula en septiembre de 2007, pretendían reeditar en Alemana los ataques del 11 de Septiembre de 2001 contra EEUU, los de Madrid de 2004 o los de Londres de 2005.

Sus móviles eran el "odio a Occidente", especialmente a Estados Unidos, al que imputan "hostilidad al Islám". Los cuatro, según la acusación, se consideraban "mujaidines" dispuestos a morir como mártires y a extender la Yihad contra el infiel a Alemania.

Yilmaz, detrás de cristales blindados como el resto de los acusados, se negó a ponerse en pie para prestar juramento, con el argumento de que él sólo se levanta "ante Alá". El equipo de abogados desplegaron una defensa basada en la presunta ilegitimidad de los procedimientos empleados por la investigación y la fiscalía.

De acuerdo con su versión, los servicios de seguridad alemanes trabaron contacto con la célula a raíz de informaciones de los servicios secretos de EEUU, que temían atentados contra bases militares u otros intereses en Alemania.

A partir de ahí se articuló un proceso ilegítimo, según la defensa, y se llegó a un sumario fundamentado en indicios frágiles. La IJU ni siquiera existe, apuntan los abogados, y hasta ahora no se les ha dado oportunidad de interrogar a ciertos testigos de la acusación -dos presuntos miembros del grupo presos en Uzbekistán-.

La estrategia de la defensa se basa en tratar de desarmar los cargos más graves y demostrar que sus defendidos no tenían capacidad para actuar por sí mismos ni menos aún para llevar a cabo los atentados devastadores que pretende la fiscalía.

El grado de fanatismo del cuarteto -de lo que quedó constancia tanto en interrogatorios preliminares- es, para la defensa, pecata minuta, comparado con las condenas que pueden afrontar de ser declarados culpables de los cargos que se les imputa.

Los servicios de seguridad decidieron a pasar a la acción, tras meses de observación a Schneider, ante el certeza de que habían empezado a manipular el material explosivo almacenado.

Schneider fue detenido en una casa de vacaciones alquilada de Oberschledorn (oeste de Alemania) el 4 de septiembre de 2007. En el momento de la detención hubo un forcejeo, en el cual el sospechoso arrebató un arma a un policía, al que hirió de un disparo.

A las acusaciones comunes al resto se le añade la de intento de homicidio, por lo que podría ser condenado a cadena perpetua.

Gelowitz, musulmán desde los quince años, y Yilmaz podrían ser condenados hasta a quince años por preparar los atentados. Selek, quien presuntamente les suministró los explosivos, a diez años de cárcel.

Según la investigación, el grupo barajaba objetivos que iban de la base militar aérea de EEUU de Ramstein, la mayor de Europa, a estadios de fútbol, estaciones ferroviarias, bares y otros lugares en ciudades como Düsseldorf, Múnich, Stuttgart y Colonia.

El juicio se prevé entre los más largos en la historia de procesos por terrorismo de Alemania. Las actas judiciales ocupan 500 archivos y sólo la fiscalía ha citado a un centenar de testigos.

La apertura del juicio coincidió con las informaciones difundidas por el popular diario "Bild" acerca de la aparición de un nuevo vídeo del llamado Movimiento Islámico de Uzbekistán.

En el vídeo amenaza a Alemania y a su gobierno, al que califica de "criminal", y añade que Hitler asesinó a los judíos y ahora Berlín actúa "al servicio" de los mismos.