El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol ha puesto al primer presidente del Parlament tras la dictadura, Heribert Barrera (1980-84), como ejemplo por su señorío y pulcritud frente la "zafiedad" de la vida pública actual.
"Hay demasiada zafiedad en la vida pública. Si quieren recuperar el respeto hay que fijarse en el ejemplo de Barrera", ha arengado este jueves durante el acto de despedida del republicano en un auditorio repleto, con todos los miembros del Govern, diputados y otros miembros de la clase política catalana, y con la notable ausencia del presidente de la Generalitat, Artur Mas, obligada por el fallecimiento de su hermana.
Pujol ha destacado dos cualidades de Barrera, su pulcritud y su señorío, que le hacían ser enemigo total de la demagogia y del engaño: "Ser fieles a su mensaje nos podría ayudar especialmente ahora", ha recomendado.
También ha destacado su catalanismo "de alta intensidad y alta calidad", recordando que en alguno de sus discursos, incluso en Madrid, había dejado claro que su única patria era Catalunya.
"Un hombre fuera de lo corriente", ha destacado sobre él, de quien también ha considerado que resistía bien las críticas y las dificultades sin renunciar a su manera de ser, de pensar y de hacer, con su fidelidad a sus ideas de fidelidad democrática y justicia social.
En la misma línea se ha pronunciado en el discurso de clausura la presidenta del Parlament, Núria De Gispert, que, parafraseando los halagos vertidos este domingo por el presidente Artur Mas hacia Barrera, ha resaltado también "su patriotismo".
Además, ha destacado su "trayectoria política y cívica", y ha valorado su activismo político y su implicación en la primera línea de Catalunya en aras de la plenitud nacional y la justicia social.
APLAUSOS Y 'ESTELADES'
El acto ha concluido con el himno catalán, 'Els Segadors', y entre los discursos de Pujol y De Gispert también se han interpretado piezas musicales de Mozart, Schubert y Bach, además de proyectarse un vídeo con el discurso de Barrera en la apertura de la I Legislatura (1980).
Los restos mortales del ex presidente han sido despedidos a su salida de la Cámara catalana con aplausos por parte de la clase política y de otras personas congregadas a las puertas del edificio, algunas de las cuales ondeaban 'estelades'.