Moratinos se reunió en Manila con Manuel Larrañaga y Margot González después de que el Gobierno de Filipinas autorizara ayer, martes, que su hijo cumpla en España la condena, después de que se conmutara la pena de muerte por la cadena perpetua.
El pago de la indemnización de unos 750.000 pesos -12.500 euros-, recogido en la sentencia por secuestro, violación y asesinato de las dos mujeres en 1997 en la ciudad de Cebú, es el último trámite para cursar la solicitud de regreso a España.
"El ministro nos ha dicho que por favor hagamos las cosas lo antes posible", dijo el ex pelotari vasco Manuel Larrañaga a los periodistas al término de su reunión con Moratinos en un hotel de la capital.
Margot González manifestó que aún no disponen del dinero y que podrían alegar que su hijo es insolvente, aunque reconoció que esta opción les abocaría a un nuevo proceso judicial que podría entorpecer el traslado a España.
"No hay que dejar ningún resquicio a la otra familia, que es más poderosa que nosotros. Prefiero pagarlo todo. Ya veremos cómo", añadió el padre, quien eludió especular si esta última fase podría demorarse aún meses.
A esto se une el temor a lo que pudiera representar un cambio de Gobierno en Filipinas con las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2010.
Antes de la reunión, Moratinos tampoco quiso concretar cuándo podría ser el traslado, ni cuántos años deberá permanecer en la cárcel en España, donde el límite de prisión es de 30 años, susceptible de acortarse con beneficios penitenciarios.
El acuerdo recíproco firmado en 2007 por España y Filipinas para el traslado de presos establece que no puede haber revisión de los casos, pese a que Larrañaga sigue defendiendo que es inocente y que el día de los hechos estaba en Manila y no en Cebú, a 600 kilómetros de la capital.
Según Moratinos, el Ministerio de Justicia español está dispuesto a seguir atendiendo a la familia, pero es ella a la que le corresponde agilizar los últimos trámites.
"Paco (Francisco) está bien, está preparado mental y físicamente para ir a España y estar en la cárcel, Dios quiera que no por mucho tiempo", confió el padre, quien no pudo ocultar su emoción al referirse a la tarea hecha por el Gobierno español para ayudarles en el proceso.
Larrañaga, de 31 años, lleva en la cárcel once, de los que estuvo dos en el corredor de la muerte, hasta que la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal, decretó la abolición de la pena capital en 2006 y se le conmutó el castigo por la cadena perpetua.
Antes de encontrarse con los padres de Larrañaga, residentes en Cebú, Moratinos se reunió con Macapagal en el marco de su visita oficial de dos días a Filipinas.
El ministro le agradeció lo hecho por Larrañaga y le expresó la disposición a formar parte de la comisión internacional impulsada por el presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, para abolir la pena de muerte.
Para Moratinos, el gesto con Larrañaga es un claro ejemplo de la "excelente relación" entre ambos países en todos los terrenos.
"Se nos esperaba en Filipinas, un país tan cercano, próximo y vinculado a España", resumió el ministro.
En su última jornada en Manila, inauguró la primera escuela taller de la cooperación española en Asia, que formará a 75 alumnos filipinos en tareas de restauración para rehabilitar edificios del centro histórico de la capital.
Se reunió además con los presidentes del Senado y la Cámara de Representantes y con el ministro de Educación, Jesli Lapus, con quien comentó el proceso de reincorporación del idioma español al sistema educativo filipino a partir del próximo mes de junio.
Otra de las entrevistas fue con responsables de seguridad del Gobierno de Manila, a quienes les reiteró la disposición de España para ayudar al fin de la violencia después de tres décadas de enfrentamiento armado con los musulmanes de Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) y de Abu Sayyaf -al que se vincula con Al Qaeda-, y de los comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP).
Moratinos, quien llegó a Filipinas procedente de Corea del Sur, regresará mañana a Madrid.