Peritos ratifican que el ADN encontrado en el lugar del crimen de Horna pertenece al procesado

EUROPA PRESS 26/10/2011 13:26

Durante su declaración, dos peritos del Departamento de Biología de la Guardia Civil han asegurado que muchas de las pruebas analizadas que se encontraron en el lugar de los hechos, entre ellas las manchas de sangre, contienen el ADN de Diego y Mercedes.

No obstante, los mismos técnicos no han podido determinar si la sangre encontrada en la piedra que, supuestamente, sirvió para golpear a la fallecida en la cabeza está impregnada con su sangre. "Sabemos que tiene sangre humana, pero no se puede conseguir el ADN", han añadido.

Probablemente, según han indicado los técnicos, porque dicha piedra no se recuperó nada más encontrarse el cadáver, sino casi un mes después "y las inclemencias meteorológicas propias del invierno y la zona nos han impedido determinar el ADN".

De otro lado, otro perito de Policía Científica del Departamento de Grafística del Servicio de Criminalista de la Guardia Civil ha asegurado que, después de haber analizado diferentes escritos atribuidos al procesado, "se constata que las notas encontradas en poder de la fallecida con los mensajes 'No me vas a quitar de enmedio, listilla' o 'Te quiero para mi solo' fueron escritas por Diego Zamarreño.

ESCOPETA

En otro momento de la vista, expertos de la Guardia Civil en el análisis de armas de fuego han confirmado que la escopeta encontrada junto a la N-II en el término municipal de Ariza (Zaragoza) estaba lista para disparar y contenía muestras de ADN de Diego y Mercedes en uno de los cartuchos.

Esa escopeta se encontró tres semanas después del crimen, tras las declaraciones del procesado después de ser detenido en Francia. Según declaro Diego Zamarreño en la primera sesión del juicio, la habría cogido de la casa de su padre para suicidarse aunque al final no tuvo valor para hacerlo y la abandono en su huida.

A lo largo de la sesión las intervenciones de la Fiscalía y las acusaciones tratan de demostrar que la muerte de Mercedes tuvo lugar con premeditación, mientras que la defensa basa su estrategia en demostrar que se produjo por un arrebato pasional.

El procesado, Diego Zamarreño, como viene siendo habitual desde que comenzó el juicio, ha permanecido sentado en una silla con la cabeza agachada hasta casi a la altura de sus rodillas y cubriéndose la cara y los oídos con sus manos.