Romay Beccaría reivindica la calidad de la ley y las instituciones

EUROPA PRESS 04/09/2012 11:41

Romay Beccaría se ha pronunciado así este martes en la conferencia que ha impartido en el seminario 'Leyes sabias y justas. Una apuesta por la calidad de las leyes' que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

El exministro ha destacado la importancia de la existencia de leyes "sabias y justas" y ha defendido la calidad "de fondo", es decir de contenido, de las normas, destacando la conexión de la calidad con su eficacia.

Sin embargo, ha lamentado que, pese al "esfuerzo de mejora" que se ha producido en los últimos años tanto en España como en la Unión Europea, "no parece que se avance mucho en resultados positivos", según la opinión ciudadana y de los sectores afectados.

En este punto, ha puesto como ejemplo a la cultura inglesa y de los Estados Unidos en su "énfasis en el apego y cercanía a la realidad" en su regulación.

Así, ha subrayado que "no todo el imperio de la ley es igual" y que "hace falta calidad de la ley e instituciones" para lograr una sociedad democrática avanzada.

Al hilo ha manifestado que ante la actual necesidad de progreso económico y para evitar el "estancamiento" ha de ponerse el acento en la innovación. "No podemos avanzar económicamente si no hay innovación", ha remarcado, así como que, por mucho que se consiga una mayor productividad, si no hay innovación tecnológica llegará el "estancamiento y el empobrecimiento". Pero además de la innovación, "tan importante" para el progreso son las instituciones, ha dicho.

Como ejemplo ha puesto la antigua República Democrática Alemana y la República Federal, así como Corea del Norte y Corea del Sur. "Lo que las separa, la diferencia, no era el trabajo esforzado, eran las instituciones: el ordenamiento jurídico, la justicia, la representación, el control de poderes...".

Y eso, ha dicho, tiene "mucho que ver" con la calidad de las leyes y la forma cómo éstas afrontan cuestiones como el tratamiento de la propiedad, porque "a diferentes tratamientos, fenómenos distintos". En este punto se ha referido a la distinta evolución de las colonias anglosajonas e hispanas de América, las primeras con una regulación de la propiedad como base de la democracia y prosperidad de los Estados Unidos, y las segundas con un régimen de latifundios y autoritarismo.

Respecto de estas últimas, ha asegurado que las "masas ingentes de recursos" de los que disponen, si estuvieran bien reguladas, podrían ser la base de su desarrollo económico pero sufren una "carencia absoluta de regulación jurídica"; una "situación caótica" desde el punto de vista del ordenamiento jurídico que hace que los servicios funcionen peor.

Igualmente ha aludido al caso soviético, con la eliminación de la propiedad, y donde los países del Este europeo "han tenido que hacer un esfuerzo para recuperar, de más abajo de cero, la base jurídica".

Frente a ellos, el mundo anglosajón ha sido capaz en su regulación de "mantenerse pegado a la realidad, ligado a los agentes económicos que protagonizaban el desarrollo de las riquezas". Un "pragmatismo, realismo y cercanía a los problemas" que ya aconsejaba Montesquieu, ha concluido.