El nuevo plan de energía limpia tratará de recortar las emisiones de carbono del sector de energía en un 32 por ciento en 2030 respecto a los niveles de 2005, lo que supone un 9 por ciento más que en la propuesta anterior.
La regulación marcará el comienzo de una transformación radical del sector eléctrico estadounidense, por medio del fomento de un mayor uso de energías renovables, en lugar de electricidad alimentada por el carbón.
Grupos de la industria y algunos diputados de los Estados que suelen utilizar carbón han afirmado que impugnarán la nueva legislación en los tribunales y tratarán de pararla en el Congreso, además de acusar a la Administración de una intervención regulatoria que hará subir los precios energéticos.
La Casa Blanca, por su parte, se ha mostrado desafiante y ha declarado que el lanzamiento del plan era "el pistoletazo de salida para una campaña climática sin cuartel" del presidente y su gabinete. "Mi Administración dará a conocer la versión final del plan de energía limpia de Estados Unidos, el paso más grande que hemos dado para combatir el cambio climático", ha anunciado Obama en un vídeo publicado por la Casa Blanca este domingo.