Civiles de Pakistán, amenazados por las bombas sin explotar tras conflicto

AGENCIA EFE 09/11/2010 15:00

Los expertos calculan que entre el cinco y el 25 por ciento del arsenal bélico utilizado por cualquier Ejército del mundo no llega a explotar, ya sea por la manera en que la munición estaba apilada, su caducidad, por las condiciones climáticas o un montaje defectuoso.

A ello se añaden las municiones del enemigo, que en Pakistán recurre a menudo a las bombas camineras, el fuego de mortero, las granadas o cohetes, mientras que las minas antipersonal no son tan comunes en el país surasiático.

"La situación es grave. Tiene un impacto económico en las actividades para el sustento de vida de la población; imagina si tienen explosivos en sus campos de cultivo", expuso a Efe el director en Pakistán de la Fundación Suiza de Desminado (FSD), Fredéric Martin.

Con trece años de existencia y una amplia trayectoria en países que han sufrido los estragos de la guerra, la FSD llegó a Pakistán a finales de 2009 cuando todavía se estaban registrando los últimos choques armados en el valle norteño de Swat y varios de sus distritos adyacentes.

Ahora trabajan estrechamente con la ONG local Spado para impartir programas educativos financiados por la Unión Europea en el mismo Swat y las vecinas Buner, Shangla o Dir, donde ya han conseguido acercarse a unas 700.000 personas a través de sus cursillos.

"Se trata básicamente de educar, de enseñar a la población cuál debe ser el comportamiento adecuado si se encuentran algún elemento sospechoso, vestigios de los enfrentamientos bélicos", explicó a Efe el coordinador del proyecto, Roland Sidler.

Para ello han desplegado sobre el terreno a medio centenar de trabajadores, lugareños con conocimiento de la zona que en sesiones de hora y media -con fotos, tandas de preguntas y respuestas, y premios como equipamiento deportivo o transistores para motivar a la audiencia- tratan de difundir el mensaje en escuelas y otros centros públicos, ante adultos y niños de ambos sexos.

También se sirven de anuncios en los medios locales o colocan letreros de advertencia; todo vale con el fin de evitar que el conocido como "daño colateral" siga engrosando la lista de muertes de un conflicto, el de Pakistán, que según algunas estimaciones ya se está cobrando más víctimas civiles que la guerra afgana.

El asunto no es baladí pues los percances ocurren, como cuando el pasado agosto tres menores resultaron heridos al explotarles un artefacto con el que jugaban en el agua en la localidad noroccidental de Dera Ismail Khan.

Pero la tarea no es fácil, tampoco existen estadísticas fiables, y el margen de actuación es limitado: "El problema es real y presente, tal es así que la UE ha considerado abordarlo en sus conversaciones", relató Martin.

La fuente precisó que su organización se ciñe de momento al ámbito educativo pues no tiene "el mandato" para localizar los artefactos, algo que es exclusivamente una prerrogativa militar "en un Estado soberano".

Consultado por Efe, el portavoz del Ejército paquistaní, Athar Abbas, aseguró que las fuerzas de seguridad paquistaníes no esperan a que las operaciones militares concluyan para iniciar en la zona el proceso de limpieza de materiales.

"No tenemos que esperar a que la ofensiva termine. Es un proceso continuo en el que nuestros artificieros llevan siempre a cabo tareas de desactivación de explosivos" y otros vestigios, afirmó.

Tras la experiencia de Swat, la FSD estudia actualmente la posibilidad de trasladar el año que viene sus actividades al inestable cinturón tribal fronterizo con Afganistán, un territorio donde siguen en marcha varias operaciones militares.

Por Igor G. Barbero