Fue un vecino del edificio el que alertó a la policía cuando comenzó a percibir un olor extraño que provenía de la habitación donde se encontraban los cadáveres. Los pequeños, un niño de dos años y una niña de tres, fueron encontrados rodeados de basura, con el aire acondicionado y las luces apagadas.
Según los medios japoneses, podrían haber muerto hace más de un mes y con el calor del verano, que ha alcanzado los 35 grados en las últimas semanas en Japón, el proceso de putrefacción se había acelerado.
Otro de los vecinos del inmueble aseguró que escuchaba a los pequeños llorar: "Cuando se iba a trabajar por las mañanas, e incluso a las 2 o las 3 de la madrugada, podía escuchar una especie de llanto". También pudo percibir los olores que provenían del piso de al lado: "Era como basura que se pudría. Imaginé que podía ser normal con el calor del verano".
La policía, tras recibir el aviso, se personó en el edificio y entró a través del balcón, encontrándose con la escena. Las labores de búsqueda de la madre de los pequeños, desaparecida, ya han comenzado.
JNP