Los investigadores deducen que esa amenaza explicaría en parte por qué los prisioneros de Josef, Elisabeth y tres de los siete hijos que tuvo con él, nunca intentaron atacar a su "carcelero" para liberarse.
Por otro lado, el propio Josef Fritzl declaró que había instalado un temporizador en la puerta de acero de 300 kilogramos para que se abriera en caso de que el mecanismo de apertura no fuera utilizado durante un cierto tiempo.
Según el portavoz policial, seis técnicos en investigación criminal están analizando la casa para averiguar el funcionamiento de esta puerta. Un total de 35 especialistas continúan desde el domingo las pesquisas en el edificio.
Elisabeth y dos de los hijos de ésta, que salieron el pasado sábado del calabozo, están junto con su madre y los otros tres niños fruto del incesto en un recinto aislado en una clínica de Amstetten, donde reciben cuidados especiales de psiquiatras y otros especialistas.
El director de la clínica, Berthold Kepplinger, ha dicho que el estado físico de los pacientes "es relativamente bueno" y precisó que continuará la terapia y que la "familia se encuentra bien bajo las circunstancias presentes". EPF