Los reporteros Mónica Bernabé y Gervasio Sánchez se han unido en el proyecto 'Mujeres. Afganistán' para explicar, con textos e imágenes, el drama "brutal" que viven miles de adultas y niñas en el país asiático, donde la violencia persiste de puertas para adentro con casos cotidianos de malos tratos, violaciones o marginación.
El proyecto, impulsado por la Asociación por los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA), recoge testimonios de mujeres y familias afganas sobre un drama de violencia contra las mujeres que, trece años después de la intervención internacional, "sigue vigente", como ha advertido la coordinadora de la organización, María Cilleros.
'Mujeres. Afganistán' consta de un libro y de una exposición de gran formato con los que Bernabé confía en aparcar el "discurso erróneo" que atribuye todos los males de la mujer afgana al burka. El problema, ha subrayado, "es la violencia que sufren en casa", que no entiende de edades ni clases sociales.
Sánchez ha destacado que se trata de un "homenaje a la mujer afgana", que padece "de una manera brutal" ante la pasividad de autoridades y medios de comunicación. El fotoperiodista ha dicho sentir "vergüenza" por la escasa repercusión de este tipo de tragedias silenciadas.
La exdiputada Azita Rafaat ha recordado en la presentación del proyecto que la violencia doméstica solo es delito desde 2009 y, aún hoy, apenas se le presta atención. En este sentido, el papel de la mujer sigue siendo el de la ama de casa, el de la "buena madre", y son pocas las que se atreven a dar el salto para alertar de que son "tratadas como animales".
"El burka no es el problema", ha dicho Rafaat, que considera "perdidos" 13 años "de oro", los transcurridos desde la intervención de 2001. La política ha dicho que muchas mujeres se preguntan a quién deben quejarse en una sociedad "dominada" por la figura masculina --Rafaat necesitó del permiso de su marido para que autorizase su pasaporte diplomático-- y que puede responderle: "Quizás es tu culpa".
NUEVO PRESIDENTE
Rafaat participó en la labor de comunicación para la campaña del actual presidente, Ashraf Ghani, y confía que la situación cambie, a pesar de que para gobernar ha tenido que pactar con Abdulá Abdulá, que tiene en su equipo a hombres con cuatro esposas o casados con mujeres 40 años más jóvenes.
Sánchez ha apuntado que las leyes muchas veces quedan en "papel mojado" en un país donde "la tradición pesa más que la ley". De hecho, ha añadido, la tradición puede llegar a ser ilegal pero no por ello se castiga.
A este respecto, Bernabé ha lamentado la "impunidad generalizada" que no han querido evitar los gobiernos occidentales. La comunidad internacional ha "perdido la oportunidad" de imponer "condiciones" a la ayuda que enviaba a Afganistán, ha apostillado.
Como ventana al optimismo, la periodista ha citado algunos gestos del nuevo presidente, que por ejemplo ya no oculta a su mujer. Ghani le dio las gracias en público en su toma de posesión y la ahora primera dama, libanesa cristiana, ha dado entrevistas a medios de comunicación, algo impensable bajo el mandato de Hamid Karzai. Ghani también ha nombrado a una mujer por primera vez como juez en el Tribunal Supremo.
DRAMA DIARIO
'Mujeres. Afganistán' recoge en textos e imágenes historias con nombre propio que nunca podrían verse en el país del que hablan, ha reconocido Bernabé. La reportera ha contado las dificultades de un proyecto que expone a las personas y familias entrevistadas y que da cuenta de la situación que atraviesan niñas y adultas dentro de sus casas.
Una de las historias expuestas cuenta cómo una madre llora al saber que su hija ha sido violada, por la deshonra que supone, y reclama que su agresor se case ahora con ella. Bernabé ha apuntado que "no es nada excepcional" ver a una mujer presa tras una violación.
El índice de intentos de suicidio entre mujeres es muy superior al de los hombres en Afganistán y, cada mes, hasta 40 jóvenes llegan a los hospitales tras intentar quitarse la vida. Una joven de 17 años aparece en una de las imágenes completamente cubierta de vendas tras quemarse a lo bonzo.