El ataque tuvo lugar en el distrito de Caldiran. Los milicianos detonaron un artefacto al paso de un vehículo oficial y mataron a cuatro militares, entre ellos un comandante, según el periódico turco 'Hurriyet'.
Las fuerzas de seguridad han lanzado una nueva ofensiva como respuesta al ataque, que ha vuelto a poner de manifiesto la frágil situación de seguridad en la zona sureste de Turquía. La violencia se ha disparado desde la ruptura del alto el fuego entre el Gobierno y el PKK en julio de 2015.