Según informa el diario Daily Mail, Eugene nadaba en una playa de california cuando un tiburón le golpeó en la espalda dejándole varios cortes y contusiones. A pesar de las heridas que tenía en la espalda, el hombre decidió que no merecía la pena acudir al médico.
“Esa noche comencé a tener dolor en el pecho y en la espalda”, cuenta. Cuando regresó a casa, en Brighton (Massachusetts), el dolor empeoró y acudió al médico.
Los médicos le explicaron que los fuertes dolores eran causados por una contusión interior en la cavidad torácica, pero, durante la exploración descubrieron algo más. “Había crecido un tumor cancerígeno del tamaño de una nuez en mi riñón derecho”, explica.
Dos meses después del incidente con el tiburón, Eugene se recupera tras haberle extirpado el tumor y, gracias a que fue diagnosticado muy pronto no necesitará ningún tratamiento de quimioterapia o radioterapia.
“Me siento muy afortunado”, dice, “la vida me ha dado una segunda oportunidad”.