Para las empresas el impuesto de sociedades se reduciría del actual 40% al 15%, y también para las clases medias (aunque aún no se han hecho públicos los detalles). Estados Unidos tiene uno de los impuestos de sociedades más altos de Occidente, lo que en muchos casos está provocando que grandes corporaciones tengan sus centrales en otros países como en Irlanda.
Desde las primarias y durante toda la campaña electoral Donald Trump tuvo en la rebaja de impuestos una de sus principales promesas electorales. “Fabrica en Estados Unidos, da trabajo a estadounidenses y tus impuestos serán reducidos”, decía. Era una referencia a las miles de empresas estadounidenses que fabrican en el exterior por los altos impuestos que tienen que soportar en Estados Unidos. Trump también dijo que, una vez aprobada su reforma fiscal, aquellas empresas estadounidenses que siguieran fabricando en el extranjero verían incrementados sus aranceles a la hora de importar los productos.
Sea como fuere, si realmente anuncia hoy la reforma fiscal, se espera otro ‘rally’ en Wall Street semejante al de los primeros meses del año. La Casa Blanca había dicho que la reforma fiscal se retrasaría probablemente “hasta agosto”, porque la prioridad estaba en la reforma sanitaria que ya ha obtenido su primer revés en el congreso. Aparentemente podría haber cambiado de planes.
Este miércoles Donald Trump también es noticia porque un juez federal ha paralizado su orden de prohibir la financiación pública federal a los ayuntamientos y estados denominados “santuarios”. Las ciudades y estados santuarios son aquellos cuyas legislaciones no obligan a las autoridades a deportar a los inmigrantes sin papeles.
El viernes de esta semana se cumplirán los primeros 100 días de Trump en la Casa Blanca, y todos los expertos explican que el residente necesita un “golpe de efecto” para elevar su popularidad que está en mínimos históricos de un presidente en los 100 días desde 1945.