El primer atentado fue perpetrado con un coche bomba y el segundo por un terrorista que llevaba un chaleco explosivo. A continuación, se reactivaron los combates en la disputada ciudad, escenario de más de un centenar de disparos de mortero durante las últimas 24 horas, según ha informado la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos en su página web.
De los fallecidos, 21 son milicianos de Estado Islámico, cuatro de ellos suicidas que perecieron al hacer explotar un vehículo que conducían. Los otros ocho fallecidos son miembros de los grupos de autodefensa kurdos denominados Unidades de Protección Popular (YPG).
Ahora, los enfrentamientos se están concentrando al oeste de la ciudad, donde Estado Islámico está intentando romper la línea de defensa kurda con tanques y artillería.