Envían refuerzos a distrito tomado por talibanes en su avance por Pakistán

AGENCIA EFE 23/04/2009 11:32

Los refuerzos de la guardia de fronteras se desplegaron en Buner, a unos 100 kilómetros de Islamabad, con la "misión de proteger los edificios oficiales y permanecerán en la zona hasta que los insurgentes hayan sido expulsados", explicó a Efe el portavoz del Ejército, Athar Abbas.

Hoy mismo, un policía murió y otro resultó herido en un ataque insurgente contra un convoy de las fuerzas de seguridad en la zona, informaron los medios paquistaníes, que también citaron testigos según los cuales un grupo de unos 30 talibanes entraron en el distrito vecino de Shangla y ya lo están patrullando.

Shangla, Buner y el valle de Swat pertenecen a Malakand, una región tribal pastún de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP) en la que las autoridades convinieron en febrero en implantar tribunales de la "Sharía" (Ley Islámica) en el marco de un acuerdo de paz con los talibanes.

La insurgencia declaró entonces una tregua -como el Ejército- pero han seguido registrándose episodios de violencia y la "provocación" que supuso su desplazamiento desde Swat a Buner.

"El acuerdo de paz les ha envalentonado para expandirse", observó a Efe una fuente de inteligencia occidental.

El artífice del acuerdo, el clérigo radical Sufi Mohamed, declaró esta semana que la democracia y las cortes superiores paquistaníes "no son islámicas" y que las autoridades deben apresurarse en la preparación de los tribunales de la "Sharía".

De lo contrario, advirtió, serán responsables de la vuelta de la violencia a Swat, donde los servicios secretos paquistaníes calculan que operan 2.500 insurgentes.

"En Pakistán todos somos musulmanes y la 'sharia' tiene que aplicarse en todo el país", dijo a Efe su portavoz en Swat, Muslim Khan, sin ocultar las intenciones de los extremistas.

El acuerdo fue respaldado casi por unanimidad en el Parlamento central y rubricado por el presidente, Asif Alí Zardari, la semana pasada, pero las críticas internas se han sumado ya a las internacionales.

Aunque promocionadas como una manera de agilizar la Justicia, algunos temen que las cortes islámicas apliquen penas como la amputación de una mano por robo o la lapidación por adulterio.

"Es muy fácil estar en Islamabad o Lahore y criticar el acuerdo, pero aquí estamos en estado de guerra. Está claro que llevará tiempo conseguir la paz plena pero, hasta ahora, (el pacto) está siendo exitoso, los desplazados están volviendo a sus casas", defendió la ministra de Desarrollo de la Mujer de la NWFP, Sitara Ayaz.

En entrevista con Efe, Ayaz expuso que el acuerdo respeta la Constitución, no perjudicará a las mujeres y minorías y negó que sea extensible a otras zonas de Pakistán por el momento.

Una perspectiva distinta a la que mantuvo ante Efe el presidente de la Sociedad Criminóloga de Pakistán, el policía Fasihuddin, quien afirmó que "los talibanes de Swat quieren poder político y están desafiando al Gobierno para imponer su agenda".

"Ahora persiguen la aplicación legal de la Sharía, pero pronto reclamarán su propia Policía y un completo código de vida basado en la ley islámica", alertó.

Fasihuddin dijo que las fuerzas de seguridad están muy "desmoralizadas" y que al menos 1.100 policías han abandonado Swat desde que, en el verano de 2007, el valle se convirtió en un nuevo foco insurgente.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, advirtió ayer de que el avance de los talibanes supone una "amenaza existencial" para Pakistán y conminó a sus autoridades a no cederles terreno.

"La regulación ha sido firmada bajo condiciones que ambas partes tienen que cumplir. Los insurgentes tienen que abandonar las armas. Si no lo hacen, nos reservamos el derecho a emprender acción (militar) contra ellos", le respondió hoy el primer ministro, Yusuf Razá Guilani, según el canal privado "Express TV".

Aparte de su demostración de fuerza en Buner o en Shangla, la insurgencia no ha cesado en su ola de atentados, cada vez más frecuentes no sólo en la conflictiva NWFP, sino también en grandes urbes como Lahore e Islamabad.

Igor G. Barbero