El ministro del Interior de Líbano rechaza declarar a Hezbolá como una organización terrorista

EUROPA PRESS 03/03/2016 04:35

Al Mashnuq ha expresado su objeción durante el comunicado final de la conferencia de ministros árabes del Interior, celebrada en Túnez, según ha informado la cadena de televisión libanesa LBCI.

Los participantes en la reunión han condenado las prácticas de Irán y Hezbolá, si bien Irak ha expresado sus reservas acerca del comunicado final, en el que se describe al partido-milicia como "terrorista".

Los seis países miembro del CCG --Arabia Saudí, Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Omán-- han designado al partido-milicia Hezbolá como una organización terrorista, aumentando la presión sobre el grupo, que tiene una gran influencia en Líbano y juega un papel clave en la crisis siria.

Los estados del golfo Pérsico impusieron sanciones a los miembros de Hezbolá en 2013 como represalia por la intervención del partido-milicia en la guerra siria de parte del presidente, Bashar al Assad.

Aunque los países del CCG, incluyendo Arabia Saudí, EAU y Bahréin, ya habían catalogado al grupo como organización terrorista de forma individual, el secretario general del CCG, Abdullatif al Zayani, ha anunciado que ahora es una decisión conjunta del organismo.

La decisión ha llegado un día después del discurso pronunciado por el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, en el que acusaba a Arabia Saudí de empujar a Líbano a una nueva fase de conflicto político ante la suspensión de las ayudas al Ejército libanés.

Nasralá también ha criticado a Arabia Saudí por dirigir ataques con coches bomba en Líbano, que se ha convertido en el escenario de la rivalidad sectaria entre Irán y Arabia Saudí que está aumentando por todo Oriente Próximo.

Arabia Saudí, suní y el mayor miembro del CCG, mantiene una influencia considerable en Líbano mediante el apoyo al político suní y exprimer ministro Saad Hariri.

Las tensiones entre Hezbolá y Hariri derivaron en breves enfrentamientos armados en 2008, cuando una disputa política alimentada por la rivalidad entre Arabia Saudí e Irán, que Nasralá ha asegurado no se repetirá.