Un marroquí mata a su hija por irse a vivir con su novio italiano

INFORMATIVOS TELECINCO 20/09/2009 18:56

La joven llevaba 11 años en Italia, desde que era una niña. Habían llegado a Montereale Valcellina (Pordenone) procedentes de Casablanca. En Italia, El Katawi había conseguido trabajo, era ayudante de cocinero, tenía dinero para vivir y un coche nuevo, ... se había integrado en el estado de bienestar pero no en la cultura del país que lo acogió. Y ha sido esa cultura la que lo ha llevado a la cárcel.

La relación de Sanaa con un italiano católico, con el que se llegó a ir a vivir, era una vergüenza para él. El pecado de Sanaa fue enamorarse: llena de vida a sus 18 años no se fijó en un joven marroquí sino en un italiano13 años mayor que ella. Trabajaban en el restaurante "Spia", el era socio del negocio y ella estaba empleada como camarera. Llevaban varios meses saliendo.Su padre no quería saber nada de esa relación. La madre había tratado de mediar algunas veces pero la tensión era tal que hace una semana la joven decidió marcharse a vivir a casa de su novio.

Ese fue el desencadenante. "Cuando se marchó de casa, él no podía dormir, no comía, fumaba continuamente, daba golpes a las paredes y no paraba de mandarle mansajes", ha confesado la madre. No eran mensajes conciliadores sino todo lo contrario. "Le decía que nos mataría si nos veía justos" dice Massimo De Biasio, el novio de la joven, quien pensaba que sólo trataba de intimidarlos.

La avisó una amiga

El día del crimen Sanaa recibió un sms. No era de El Katawi sino de una amiga, Donatella Franceschetto: "No vayas a trabajar. Quédate en casa. Tu padre ha descubierto que vives con un hombre. Estáte atenta". Pero Sanaa no le hizo caso. Salió con Massimo para acudir al restaurante. En el camino se cruzaron con el padre de ella. Después de tratar de sacar a la joven del auto "tirándole del pelo", Dafani cogió un cuchillo de su coche, persiguió a su hija, la tiró al suelo y después de arrodillarse, le cortó el cuello. Es el relato de Massimo que también resultó herido. Después de matarla "cogió una botella y la rompió en la cabeza de Sanaa ya agonizante". " Parecía una fiera mientras mataba a su hija. No olvidaré nunca sus ojos".

"Hacía una semana que lo intentaba"

La joven murió desangrada mientras su novio pedía ayuda. Cuando la policía acudió al domicilio de El Katawi, este había puesto a lavar la ropa ensangrentada. Si antes, según la descripción de su mujer, estaba fuera de sí, tras el crimen y ya en la cárcel tiene un aspecto tranquilo, como quien se quita un peso de encima: "Era intolerable, una vergüenza", ha insistido. "Hacía una semana que lo intentaba", ha sido su respuesta a un agente que le preguntaba si se daba cuenta de lo que había hecho.

Y si él está tranquilo parece que su mujer también. "Él quería a Sanaa, quizá ella se ha equivocado" fueron las primeras palabras de la madre de Sanaa, con su hija en la mesa del forense. Una declaración dura por lo que supone: ni siquiera tras el asesinato de su hija esta mujer es capaz de reaccionar, la cultura y la sumisión a su marido están por encima del amor maternal. "Mi marido no quería que Sanaa se fuera con sus amigos. La quería en casa". "Estoy dispuesta a perdonarlo, es el padre de mis hijos". LA