Según recoge el diario británico Daily Mail, Kerry había confesado estar preocupada por el hecho de que le fuesen a quitar a su bebé. La pareja ya ha elegido un nombre para el pequeño, se llamará Ben.
"Ben todavía no ha nacido y ya quiero a mi bebé. Sé que seré una buena madre. Mark y yo le hablamos cada día y le decimos cuánto lo queremos", se defendía Kerry que aseguraba que ya le han comprado su ropa a Ben y que su prima les pasará una bonita cuna para él. Y se quejaba: "Los servicios sociales no me van a dar la oportunidad de ser madre. Es como si estuviesen tratando de dirigir mi vida".
Así las cosas, la pareja ha decidido tomar el timón y se han abandonado su ciudad. Para el padre del bebé es injusto que los servicios sociales hayan decidido que no pueden ser buenos padres sin que Ben haya siquiera venido al mundo. La apreciación de la trabajadora social de que el niño sufrirá "daños emocionales" si es cuidado por Kerry, es calificada por su pareja de "ridícula".
Después de dar una fiesta de despedida para amigos y familia, los dos han abandonado la localidad de Fife, en Escocia. Si la pareja hubiese huido tras tener a su hijo podrían haber sido acusados de secuestro del bebé. De esto modo no han incumplido ninguna ley y quedan fuera de la jurisdicción de los servicios sociales escoceses.
Kerry estaba al cuidado de su abuela desde los nueve años cuando los servicios sociales decidieron que sus padres no estaban capacitados para cuidarla. Ella y su novio Mark se casaron al quedarse embarazada pero la boda no fue considerada válida también por la objeción de los servicios sociales. Su caso ha sido puesto en conocimiento de una comisión de Derechos Humanos de la UE. LA