Reino Unido encara el último mes antes del referéndum con todos los escenarios abiertos

EUROPA PRESS 23/05/2016 08:29

Los ciudadanos de Reino Unido decidirán dentro de exactamente un mes si quieren seguir formando parte de la Unión Europea o, por el contrario, apuestan por el denominado 'Brexit'. Un mes en el que las distintas campañas intentaran afinar sus discursos habida cuenta de que las encuestas no dan nada por sentado.

La consulta que tendrá lugar el próximo 23 de junio fue una de las grandes promesas planteadas por el primer ministro, David Cameron, en la campaña para las elecciones generales de 2015. Tras revalidar y ampliar su mayoría parlamentaria, Cameron realizó una gira por distintas capitales europeas para ultimar cuáles serían las alternativas que ofrecería a los británicos.

Entre enero y febrero de 2016 se fraguaron los frutos de este diálogo, que dio como resultado la promesa de una UE "reformada" --en palabras del propio Cameron-- a cambio de la continuidad de Reino Unido. Según el 'premier', el país tendrá un estatus "especial" dentro del club que conforman actualmente 28 países.

Aunque los detalles de algunos de estos compromisos aún están por concretar, responden en términos generales a las peticiones de Londres sobre una mayor capacidad de decisión. Cameron ha vendido como una de sus principales victorias la conocida como 'tarjeta roja', en base a la cual los parlamentos nacionales puede vetar propuestas europeas con las que discrepen.

El primer ministro también ha logrado garantías en materia de control migratorio --el aspecto social más polémico a ojos de Reino Unido-- y, en el ámbito financiero, ha logrado proteger tanto la libra como la City londinense. El epicentro de la economía británica queda fuera de la regulación de la eurozona.

¿CÓMO SE REPARTEN LOS APOYOS?

La duda estriba ahora en saber si estas garantías bastan para convencer a la ciudadanía, habida cuenta de que el mero planteamiento de la ruptura ya ha dinamitado la unidad de los grandes partidos. Las encuestas tampoco se decantan por uno de los dos bandos y la mayoría dibuja un escenario con todo aún por decidir.

El Gobierno, con Cameron a la cabeza, se ha posicionado a favor de la continuidad de Reino Unido en la UE, pero ha dado libertad de voto a sus miembros. De esta forma, cinco ministros se han pronunciado públicamente a favor del 'Brexit', por el que también abogan la mitad de los diputados del Partido Conservador.

Laboristas, liberaldemócratas y nacionalistas escoceses, entre otras formaciones, se han declarado partidarios de seguir en la UE. Comparten postura con los principales gobiernos europeos y con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que en una rueda de prensa junto a Cameron alertó de los riesgos que supondría para Reino Unido salirse del club de los Veintiocho.

También ha hecho campaña en contra del 'Brexit' el Gobierno de Gibraltar, que teme las consecuencias para el Peñón en caso de salida de la actual órbita continental. El ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, recibió este mes al ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, quien reconoció que "la capacidad británica para proteger los intereses de Gibraltar" se vería mermada.

Las empresas encuestadoras se han afanado en los últimos meses por pulsar la opinión de la ciudadanía, si bien la mayoría de las encuestas se mueven en la horquilla del empate técnico. Muchos recuerdan también el gran fracaso demoscópico previo a los comicios parlamentarios de 2015, cuando se subestimó el voto 'tory'.

La clave podría estar en los indecisos --entre un 17 y un 20 por ciento-- y en el nivel de participación, ya que aunque no existe un porcentaje mínimo para que el referéndum sea válido podría dar una idea del perfil del votante. Los jóvenes, 'a priori' más europeístas, tienden a participar menos que las personas mayores y más euroescépticas, como apunta la BBC.

LA PREGUNTA

"¿Debería Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o abandonar la Unión Europea?". La pregunta aparecerá dentro de un mes en las papeletas y a ella se deberá responder marcando alguna de las dos opciones que aparecerán especificadas, ya que finalmente la Comisión Electoral ha evitado una fórmula de 'sí' o 'no'.

Para la consulta, se aplicará la normativa de los comicios parlamentarios, por lo que no podrán votar los ciudadanos de la Unión Europea residentes en Reino Unido, salvo que procedan de Irlanda, Malta o Chipre. También podrán pronunciarse aquellos ciudadanos procedentes de países de la Commonwealth, así como los de Gibraltar.

La edad mínima se mantiene en los 18 años y, en cualquier caso, el voto requiere antes de un registro a partir del cual se facilita al elector una tarjeta con la información relativa a la consulta, tanto de la fecha como del lugar de votación.

EL DÍA DESPUÉS

Los colegios electorales cerrarán en Reino Unido el 23 de junio a las 22.00 (hora local), pero políticos y analistas especulan ya con qué pasará no sólo en las horas posteriores, sino incluso días y meses después de la histórica consulta.

En caso de que triunfe la opción del 'Brexit', se iniciaría un proceso de negociación sin precedentes en el seno de la UE, ya que nunca antes ningún país ha abandonado el bloque. El periodo mínimo para consumar la ruptura sería de dos años y, durante este plazo, Londres seguiría vinculado a la normativa europea pero no tendría poder en la toma de decisiones.

Si los británicos deciden seguir dentro de la UE, Cameron habría triunfado con su arriesgado órdago una vez más --ya le salió bien la jugada del referéndum escocés en 2014--, pero podría comenzar a escuchar tambores de guerra. No en vano, los euroescépticos perderían una oportunidad que no se les presentaba desde 1975.

Según el 'Daily Telegraph', hasta cien diputados 'tories' estarían abiertos a apoyar una moción de censura para terminar antes de tiempo con Cameron, a pesar de que éste ya ha dicho que no se presentará a la reelección. Potenciales sustitutos como la ministra del Interior, Theresa May, o el exalcalde de Londres Boris Johnson se han posicionado de hecho del lado del 'Brexit', en el caso de Johnson hasta el punto de equiparar el intento unificador de la UE con el de Hitler o Napoleón.

Cameron, sin embargo, se ha afanado en los últimos meses en presentar todo tipo de argumentos --apelando más a la política y a la economía que al sentimiento-- para convencer a los británicos de no caer en lo que ha llegado a denominar como un "error nacional". El 'premier' no quiere el 'Brexit', pero los británicos, está por ver.