El secuestrador austríaco confiesa la paternidad de los siete hijos de su hija

INFORMATIVOSTELECINCO.COM 28/04/2008 09:26

El hombre, identificado como Josef Fritz, es un ingeniero jubilado con una vida que todos califican de "normal". Fritz, que fue interrogado en una comisaría de Policía, será trasladado este mismo lunes al Tribunal Regional para declarar ante un Juez de lo Penal.

El caso, ocurrido a 130 kilómetros al oeste de Viena salió a la luz este domingo, al descubrirse por casualidad que una de las hijas, de 19 años, fue internada en un hospital local a raíz de una enfermedad genética típica del incesto.

El padre mantuvo a Elizabeth, que ahora tiene 42 años, prisionera en un zulo de 80 metros cuadrados en los bajos de la casa familiar. Allí tuvo siete hijos de su propio padre, según las primeras pesquisas y las explicaciones de la aturdida víctima. De los siete hijos que el sospechoso, identificado como Josef Fritzl, tuvo con su hija, nacieron gemelos en 1996, de los que uno falleció a los tres días, y el padre y abuelo lo incineró en el jardín.

Tres de los hijos, de 19, 18 y 5 años, jamás vieron la luz del día y permanecieron siempre con la madre en el escondite, sin que las autoridades sospecharan nada durante años, mientras que los otros tres fueron "adoptados" por el matrimonio y hacían una vida que los vecinos y compañeros de escuela consideraban normal.

Las sospechas de la policía surgieron cuando la hija de Elizabeth fue internada en el hospital. Para los agentes resultaba incomprensible que la esposa, Rosemarie, y un hijo legítimo del sospechoso, que vivían en el piso encima del zulo ignoraran que a pocos metros vivían Elizabeth y cuatro personas más en el 'calabozo' donde estuvieron encerrados más de veinte años. Algunos de los hijos nunca habían visto la luz.

El calabozo donde permaneció Elizabeth encerrada durante 24 años era un espacio ventilado con aire forzado, con una pequeña cocina, una ducha, televisor y espacio para dormir, tenía acceso mediante una puerta de acero que se deslizaba por raíles y que estaba disimulada por estanterías en el sótano.

Sólo podía abrirse mediante un código electrónico. En los mismos bajos, también se descubrió una habitación acolchada, posiblemente para impedir que las voces salieran al exterior en esa zona residencial de Amstetten.ZA