Los condenados eran parte de una célula integrada por 50 personas responsable de varios ataques registrados en el país desde 2003. Entre el lunes y el martes, tres miembros del grupo fueron condenados a muerte, mientras que otros 26 fueron condenados a penas de hasta 30 años de cárcel.
Contra todos ellos pesaban cargos por ejecutar atentados con coche bomba, atacar edificios gubernamentales y privados y planificar el asesinato de miembros del Gobierno y otros ataques contra embajadas extranjeras.