Ser joven en Irán: la generación de los ayatolás

PILAR BERNAL 10/02/2009 19:32

Hosein y Kobra son novios, lo típico cuando se tienen 24 años. Son universitarios pero en pocos lugares pueden expresarse con tanta libertad como en este café del norte de Teherán donde no tienen reparos para tocarse o besarse delante de nuestra cámara.

Hasta aquí no llegan los guardianes de la Revolución o, al menos, no habitualmente por eso están tranquilos. Muy distinto es ir agarrados por la calle, si la policía de la moral les pillase ambos podrían acabar en el calabozo y con una multa porque no están casados. "Ni si quiera sabemos si nos casaremos" dice esta estudiante de cine.

En Irán donde hombres y mujeres tienen prohibido rozarse si no son matrimonio. Pero la generación J, nacidos con Jomeini educados con Jamenei (según ha acuñado la periodista franco-iraní Delphine Minuoi), cumple treinta años y compagina desesperación y revolución.

25 de los 70 millones de iraníes tienen menos de treinta años. Para muchos las drogas se han convertido en una de las principales amenazas para unos jóvenes con pocas esperanzas de libertad y de mejoras económicas.

Los adictos que se libran de la cárcel se someten a terapias basadas en la oración y el auto convencimiento. Marwan nos cuenta que aquí es más barato comprar una dosis de heroína que un bocadillo. Roberto Arbitrio, responsable de la ONU en Irán en la lucha contra las drogas y el crimen organizado, dice que hay unos dos millones de adictos. "Teniendo tan cerca Afganistán que es el primer productor mundial de opio, el 60% de la exportación llega a Irán de modo que la amenaza es muy grande".

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