Londinenses y cortesanos adoptivos porque llevan aquí casi una década. Él compró el terreno y como no tenía dinero para hacerse una casa, se montó una tienda circular de las que utilizan los nómadas de Asia Central para vivir viajando.
Ese fue el origen del negocio de alojamiento rural que han montado después. Varias tiendas que han traído de Mongolia y Afganistán se alzan sobre el terreno. Su interior está decorado con objetos que la pareja ha ido reuniendo de sus viajes.
Todo aquí funciona con rigor ecológico. Placas solares para la electricidad. Baños secos, que no necesitan agua y vida contemplativa y relajada. Ellos huyeron del estress de la gran ciudad y encontraron en esta sierra el cobijo que buscaban.
Aunque ahora ya no viven en una sola tienda. Han juntado cuatro de diferente tamaño y han conseguido tener una vivienda de 166 m2 perfectamente habitable. Al abrir la puerta de madera de su tienda, lo único que ven es la sierra. Dicen que vivir aquí les ha cambiado la vida. El que llega de visita también tiene que cambiar costumbres: reaprender a vivir en contacto con la naturaleza, escuchar el silencio y tratar de ser feliz haciendo nada.
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