Obligados a mendigar

PILAR BERNAL/RAÚL VAQUERO 05/05/2009 18:55

La crisis ha hecho que aumenten los comensales y que desciendan las entregas. "Estamos desesperados. Los que antes nos daban quince cajas de fruta, ahora nos dan cinco. Los que nos daban cinco ya no nos dan nada y los que nunca nos han dado ahora menos todavía".

Pedro sale en la furgoneta los miércoles antes de que salga el sol en busca de comida; todo un cazador de víveres que golpea las puertas de almacenes de frutas y hortalizas, naves de cárnicas o panaderías: "hay que hacer muchos kilómetros. Salimos de Murcia y viajamos a Alicante o a Albacete pidiendo para poder servir la comida a gente que realmente lo necesita". Pero en los últimos meses las respuestas negativas superan con creces a las positivas: "ha mermado mucho, la gente tiene una situación delicada y no se da cuenta que hay miles de familias pasándolo mucho peor que ellos", añade.

Gente como Isabel, sin trabajo, sin ayudas y con dos hijos a su cargo: "llevamos viniendo seis meses y al menos comemos. Además siempre nos dan un bocadillo o algo para la cena. Si no existiera esto de verdad no sé que haría". Hay muchos casos como el de ella, los comedores sociales se han llenado de personas "normales", como Isabel o como Juan Antonio, un técnico en riesgos laborales que está saboreando el gusto más amargo del paro y la falta de opciones: "me ha pasado 18 años pagando mi casa y ahora estoy a punto de perderla. Sólo pienso en encontrar un trabajo para poder mi puesto en el comedor a otra persona que lo necesite. Estoy aquí por necesidad imperiosa". A la mayoría de ellos les da vergüenza acudir al comedor, especialmente a las personas que han perdido su empleo y que no están habituadas a recurrir a este tipo de servicios sociales, como Luciano, de 22 años y en paro: "mi novia me pide que venga con la olla y me lleve comida para los dos pero a mi no me gusta. Me da mucha vergüenza pero la verdad es que no tenemos de donde tirar".

A Juan José Sánchéz, el director del Buen Samaritano, le quema el teléfono en la mano. El creador de esta obra social se pasa el día enganchado al móvil intentando que en esta o aquella empresa se comprometan a darles algo: "hemos tenido que pedir una póliza porque no tenemos ni para pagar los recibos de la luz. En estos momentos de crisis es cuando es más difícil que la gente se solidarice, incluso los que más podrían colaborar con alimentos perecederos, con carnes, con frutas, con cualquier cosa, te dicen que no".

El número de personas que acude al comedor ha aumentado en el último año más de un 30%. Por eso han hecho un llamamiento urgente a la población, y a la administración, para pedir ayudas que les permitan seguir alimentando a los cientos de necesitados que a diario acuden a estos centros.

Si desea colaborar con la obra del comedor social El Buen Samaritano puede contactar a tarvés de su página web o en el número de cuenta de Caja Murcia 2043/0003/17/0200524801.

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