¿Qué hay que hacer si te pierdes en la montaña? Hablamos con expertos

Elsa Alonso 16/03/2017 12:54

La primera premisa es clara: "Hay que actuar con prudencia y sentido común", nos explica José Amado Cuenca Hoyos, cabo de la Guardia Civil de Albacete y uno de los miembros del equipo que participó en la búsqueda de los dos senderistas del monte Bogarra, los últimos montañeros perdidos. ¿Y eso qué quiere decir? En muchas ocasiones, solo comenzar por lo básico. Es decir, conocer bien la zona que vamos a patear, ir siempre acompañado y llevar ropa de abrigo, agua y comida. T

ambién es imprescindible un teléfono móvil: "Quedarte atrapado es cada vez más improbable con las nuevas tecnologías. Llevar un móvil, con toda la carga, más una carga externa portátil es lo más efectivo. Si te ves en peligro, con una llamada al 062 o con la aplicación 'Alertcops', podemos geolocalizarte enseguida", añade.

Más allá de lo básico, hay algunas claves a tener en cuenta. Imagina la situación: tú, en pleno enero, en medio de la montaña sin saber hacia dónde ir y la noche fría cayendo:

1. No te hagas el héroe

"La mayoría de la gente no sabe orientarse ni por el Sol ni las estrellas…ni siquiera con brújula en mano", comenta José Amado. Por eso, es mejor no salirse de los caminos principales: "no utilices sendas alternativas o poco marcadas porque puedes caer por algún barranco o perderte todavía más. Si te desplazas, quédate con los cárteles de los cotos de caza, por ejemplo, para que los equipos de búsqueda te localicen más rápido", sugiere Amado. Y menos por la noche. Sin luz podemos desorientarnos fácilmente y caer por precipicios mortales: "es mejor aprovechar las horas de Sol si decides moverte. Cuando cae la noche lo mejor es esperar".

2. ¡Cuida tu calor corporal!

Abrázate a tu compañero y construye un refugio. "Recomendamos siempre ir acompañado. No hacerlo es una temeridad", comenta Amado. Además, en estos fríos días de invierno, lo mejor es un abrazo de tu compañero y un buen anorak.

3. Muévete sin moverte del sitio

"Haz ejercicios con las articulaciones y activa tus extremidades", dice el experto. De esta manera, tu cuerpo no solo coge calor, sino que se acomoda a la temperatura que necesita.

4. Cúbrete por partes

"Mantén los pies, las manos, la nariz y las orejas cubiertos", añade. Son los puntos del cuerpo que estabilizan nuestro ‘termostato central’ y tenemos que mantenerlos con guantes, bufanda, gorro y calcetines. Eso sí, ten cuidado con las gomas del tejido: si te cortan la circulación puedes provocar el efecto contrario al que buscas.

5. Búscate un refugio: las hojas aíslan

"Cobíjate en algún refugio natural, como alguna cueva entrante, que corte el viento", aconseja el primer cabo. "Si no encuentras nada, crea el tuyo propio con tu ropa más impermeable y unos palos". Un paraguas improvisado para evitar el viento y la lluvia. Si tu ropa no te abriga lo suficiente, las hojas aíslan del frío.

6. ¿Dedos congelados?

Si sentimos que alguno de nuestros dedos comienza a entrar en fase de congelación, no desesperes que puede que no lo pierdas. El acto más instintivo, en este caso, es el más efectivo: "guarda tu miembro casi congelado entre las piernas o en las axilas, o en cualquier otra parte de tu cuerpo que tenga una temperatura normal". Si no te sirve, intenta activar tu circulación "haciendo movimientos circulares con alguna prenda en el punto que este frío", explica. En casos tan extremos como estos, el primer cabo nos advierte del peligro de las fogatas: "si hemos podido hacer fuego, es mejor que no acerques tu miembro congelado directamente porque puedes perderlo".

7. La hidratación, lo más importante

Sin agua no podemos vivir. El ser humano puede aguantar fácilmente cuatro días sin comer, pero si nos falta hidratación durante 24 horas, podemos tener un problema grave. Amado incide en "llevar mucha agua; más de una botella". Nos será suficiente para sobrevivir el tiempo que estemos perdidos: "los equipos de rescate rara vez tardan más de un día en localizarte entre las montañas y, si llevas agua y un par de barras energéticas tienes ese aspecto solucionado", explica Amado. Para los poco previsores, lo mejor es buscar alguna fuente de agua limpia como "un manantial o la propia nieve, ahora en invierno". Aunque se vea 'clarita', es mejor asegurarse y descontaminarla. Puedes hacerlo usando una camiseta como filtro.

8. El Sol, tu aliado y tu enemigo a la vez

El sol puede ser tu compañero en los momentos de desorientación. Además de darte la luz que necesitas, para moverte hacia un lugar más seguro, te va a dar una pista sobre dónde estás: según la posición del Sol, puedes encontrar el este y el oeste. Sin embargo, en invierno, las horas de sol son muchas menos, por lo que "contamos con menos tiempo de reacción y menos horas de calor", advierte José Amado. Otro factor del sol en nuestra contra es la radiación: los rayos de sol son más intensos a más altura. Y más si el suelo está cubierto de nieve (porque los refleja en más proporción). Por eso, debes proteger tu vista con una tira de tela a modo de antifaz.

9. No pierdas la calma

Entrar en estado de ansiedad y nervios puede ir en tu contra. En muchas ocasiones, esta situación de estrés puede hacer que gestionemos peor la cantidad de oxígeno (que es mucho menor a más altura). El conocido como 'Mal agudo de montaña' suele deberse a alguna deficiencia genética pulmonar, pero le puede ocurrir a cualquiera si estamos en una cima muy alta. Sin perder la calma, "desciende rápido de la montaña por la zona más fácil".