Acepta 59 años en un centro psiquiátrico el acusado del triple asesinato de la Pobla

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 01/12/2009 14:41

Al concluir la vista, tras ratificarse en su declaración algunos de los testigos y los forenses, el presidente del tribunal dejó visto para sentencia el juicio. Al ser conducido por los guardias civiles a la salida de la sala, algunos de los familiares de las víctimas increparon al acusado con insultos y le pidieron que les mirara "a la cara", después de que éste se negara a declarar. El joven se giró bruscamente y los agentes le hicieron darse la vuelta y que continuara el camino. Fuera de la sala se congregaron alrededor de medio centenar de vecinos y amigos. El joven, tranquilo y cabizbajo, se enfrentaba, inicialmente, a una pena solicitada por el ministerio fiscal de 85 años de cárcel, que finalmente se rebajó a 59 años computables en un centro penitenciario psiquiátrico por tres delitos de asesinato, dos de asesinato intentado, un delito de daños por incendio, otro de maltrato y otro de amenazas. No obstante, tal y como establece el Código Penal, el joven sólo podrá cumplir un máximo de 25 años.

El acusado, vestido con una sudadera, unos vaqueros y unas zapatillas, no quiso hacer ninguna declaración en la sala, ni que el ministerio fiscal leyera el relato de los hechos. El presidente del tribunal le preguntó si quería que el representante de la acusación pública le leyera su calificación, a lo que replicó: "no hace falta". Asimismo, se ratificó en lo declarado en el juzgado de Llíria, que instruyó la causa, y al ser interpelado sobre si lo que dijo allí es lo que ocurrió, contestó: "más o menos sí". Vladimir escuchó cómo la madre de su primo, el padre de su ex novia, o una vecina ratificaron los hechos, y le señalaron como autor del triple asesinato. Por su parte, el psiquiatra que le atendió antes del crimen confirmó que sufría depresión y dificultad adaptativa, mientras que los forenses aludieron a un cuadro compatible con psicosis cocaínica, que pudo afectar a su capacidad de conocer la realidad y actuar libremente según su conocimiento.

Tras dos meses de ruptura

Con su actuación, el joven reconoció los hechos, que tuvieron lugar en la noche del 28 de mayo de 2007, dos meses después de que su novia (con la que había salido unos tres años) decidiera romper la relación como consecuencia de los celos de éste, quien le solía pedir insistentemente que le enseñara su diario, donde ella expresaba sus sentimientos, y perseguía y fotografiaba a sus compañeros y a sus amigos, según el relato del ministerio público.

La joven decidió romper su relación en marzo y el acusado, que no aceptó la ruptura, le solía llamar para pedirle que volviera con él, le pedía perdón por el trato que le había dado, y le advertía de que si no volvía con él, se quitaría la vida. De hecho, en varias ocasiones le hizo ver que se había intentado suicidar cortándose superficialmente las venas de las muñecas, o manifestándole que se había intentado tirar al vacío desde la terraza de su casa. Ante esta situación, la joven aceptó mantener un encuentro con él en su domicilio de la Pobla de Vallbona para hablar del tema, ya que ella se culpabilizaba de la situación emocional que presentaba su ex novio.

Este encuentro tuvo lugar a principios de mayo. El acusado acudió a casa de la joven y en un momento de la conversación sobre su relación, sacó una navaja e intentó cortarse las venas de la muñeca delante de ella. La víctima se fue corriendo a casa de su padre, que vivía a pocos metros de la suya, y llamó a los familiares del joven, que acudieron y le tranquilizaron. Tras ese momento, éste acudió al Centro Médico de Salud Mental de Llíria, donde le diagnosticaron depresión y dificultades adaptativas. A partir del 25 de mayo, el joven comenzó a planear la muerte de su ex novia, ya que sabía que la relación estaba completamente rota, y compró un machete de doble filo. En la noche del 27, le llamó y le manifestó que se iba a vengar de ella.

Con un machete y descalzo

Sobre las 5:00 horas se dirigió a su domicilio, provisto del machete, que guardaba en una mochila, se introdujo en la vivienda a través del muro posterior del adosado con una cuerda que portaba, hasta que llegó a la terraza. Una vez allí, se descalzó para no hacer ruido y se dirigió al dormitorio de la joven. Se colocó debajo de su cama y en un momento determinado, comenzó a acuchillarla por todo el cuerpo. En total, le dio 41 puñaladas mortales. La víctima pudo llegar a articular 'socorro', palabra que despertó a su madre, que dormía en la habitación de enfrente, y que acudió a socorrerla. El joven también se dirigió a ella y comenzó igualmente a clavarle el machete, hasta 12 veces, lo que le ocasionó la muerte.

Tras ello, el joven se fue a la buhardilla, encendió el ordenador y buscó sus fotografías, para observar si en alguna de ellas salía con algún otro chico. Luego buscó su diario, lo cogió, salió a la terraza y tras encenderse un cigarrillo con marihuana lo leyó tranquilamente. Una vez salió de este domicilio, pensó que la culpa de todos sus males era de su primo, Ramón, con el que mantenía amistad, por lo que decidió irse al corral de éste, en el que guardaba gasolina para una máquina de labranza, llenó dos botellas de este inflamable y se fue a la vivienda de su tía, en la misma localidad.

Allí, abrió la puerta de entrada con una llave que poseía, se dirigió a la habitación donde dormía su primo y derramó la gasolina por debajo de la puerta. Le prendió fuego y, acto seguido, salió. El joven sabía que también se encontraban allí su tía y su abuela, quienes pudieron salir ilesas del incendio. Sin embargo, el primo sufrió quemaduras de tercer grado en un 90% de su superficie corporal que le provocaron la muerte.

JNP