En concreto, ha indicado que la posición adoptada por los eurodiputados es "difícil de entender" puesto que han votado a favor de introducir la contabilidad de las emisiones a partir de 2020 y limitar la cantidad de carburantes procedentes de cultivos alimentarios, aunque estableciendo unas cuotas excesivamente altas, al mismo tiempo que negaron la posibilidad de negociar estas decisiones con el Consejo de Europa y la Comisión, lo que probablemente devolverá el tema al Parlamento en los próximos meses.
En relación a este último punto, las medidas quedan pendientes del Consejo de Europa, por lo que si esta institución no refrenda los resultados de hoy, "como probablemente ocurrirá", será necesaria una segunda lectura en el Parlamento, retrasándose así la toma de decisiones. Así, Ecologistas ha explicado que esta incertidumbre eleva la presión sobre el clima y las comunidades rurales y ecosistemas de los países productores de materias primas agroalimentarias.
En opinión de la ONG, era necesaria una reforma ambiciosa de la legislación europea que regula este aspecto del sistema energético ante los "graves impactos socioambientales y económicos" que genera su producción, tales como la deforestación, el desplazamiento de poblaciones, la competencia por la tierra que debe generar alimentos, o las mayores emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del Cambio Indirecto en el Uso del Suelo (ILUC por sus siglas en inglés).