El infierno del incesto

CRISTINA GONZÁLEZ 11/04/2010 00:00

"Una nunca se cura del incesto. Pero es posible sobrevivir, y yo soy la prueba". Isabelle Aubry ha logrado 'sobrevivir' a una infancia triturada por su padre. "Me salvé gracias a un psiquiatra y a mi hijo. Hizo falta que yo llegara a ser responsable de una vida para que la mía valiera la pena", cuenta en la página web de la asociación que ha creado para las víctimas. La primera vez que fue ultrajada por su progenitor tenía seis años. La vida desde ese momento ya no fue igual. Años de pesadilla y de silencio que sólo consiguió depurar con palabras.

Isabelle Aubry fue nombrada mujer del año en Francia en 2007. Hasta llegar a ese reconocimiento, luchó contra sus demonios interiores a base de palabras y de fuerza. Escribió su biografía, creo una asociación para las víctimas del incesto y logró modificar las leyes de protección al menor en Francia porque no es fácil condenar cuando la víctima no opone resistencia, algo que legalmente supone consentimiento.

"Su padre querido"

"¿Cómo va a negarse una niña de doce años a hacer lo que le manda su padre? No, mi padre no me amenazó de manera explícita, no me molió a golpes para conseguir que aviniese a acostarme con él. Era mi padre, un padre a quien quiero y temo. Supo condicionarme de modo que me doblegase a todos sus perversos antojos". El libro desprende a indignación y el horror que vivió Aubry y que precisamente venía de "su padre querido". En casi un 85% de los casos, el agresor es un conocido de la víctima y casi el 100 % de los agresores son hombres, mientras que el 80 % de las víctimas son niñas.

El infierno del incesto duró varios años para Isabelle Aubry hasta que denunció y consiguió que su padre fuese condenado. El 90 % de los casos nunca se denuncia y según un estudio de su asociación, y la mayoría de los casos de incesto duran varios años y van acompañados de malos tratos sicológicos y a menudo de violencia física.

Ley del silencio

En "La primera vez tenía seis años", el coraje de esta mujer abrió la caja de los truenos narrando su historia para demostrar que se puede seguir adelante y ayudar a otras víctimas. Sin embargo, impera la ley del silencio que afecta a cerca de un 50% de las víctimas. Es más, el síndrome de la negación provoca que la mitad no recuerden haber sido sexualmente explotadas.

La vida después del incesto no es fácil como cuenta esta mujer que logró cambiar las leyes en su país. Los abusos sexuales en la infancia están asociados a un riego mayor de depresión en la edad adulta."El incesto es como un terremoto, hay que limpiarlo todo y volver a construir. Incluso cuando ha habido un juicio, no se ha acabado. Es un trabajo para toda la vida", advierte en su página web.

Isabelle Aubry creó AIVI en el año 2000 , una asociación internacional sin ánimo de lucro que une a franceses, canadienses y belgas que han pasado por el incesto. "Dondequiera que aparezca este flagelo, la asociación tendrá una razón para existir y actúa a fin de reunir, ayudar y transmitir la palabra de los supervivientes de incesto que han vivido o siguen viviendo bajo el peso del silencio" es el lema de la fundación abanderada por Aubry y que da cobijo a las víctimas del infierno del incesto.