Los investigadores se afanan en buscar las cajas negras

AGENCIA EFE 17/06/2009 12:22

Encontrarlas aparece ahora como un elemento clave para conocer las circunstancias en las que el AF447 se precipitó contra el mar, por lo que se han puesto en esta tarea importantes medios materiales y humanos.

La labor no parece fácil. Se trata de encontrar la señal sonora que generan los emisores con los que están equipados las cajas negras y que no es muy superior al ruido que produce un pequeño martilleo contra el suelo, según reveló hoy el BEA.

Para localizarlo, dos remolcadores franceses han sido equipados con unos potentes "hidrófonos" prestados por el Pentágono que han sido suspendidos en cables de seis kilómetros de largo para acercarse lo más posible al fondo del mar y para evitar las distorsiones acústicas de la superficie.

A ellos se suman los radares del submarino nuclear francés "Emeurade".

A partir de la localización de los restos encontrados y de la trayectoria que seguía el avión hasta que se perdió su rastro, los investigadores han establecido una "zona de máxima probabilidad" que tiene un radio de unos 80 kilómetros.

En ese área, que aproximadamente equivale a la mitad de Bélgica, jalonada de angostas cordilleras submarinas, suponen los investigadores que se encuentran las dos cajas negras.

No se sabe si están a una gran profundidad o si han caído en la cima de una de esas colinas que hay bajo el mar, en cuyo caso estarían mucho más cerca de la superficie.

Durante al menos 30 días desde el accidente, emitirán esa pequeña señal sonora. Después "las esperanzas de encontrar las cajas negras y el avión se reducirán mucho", afirmó el director del BEA, Paul-Louis Arslanian, en su tercera comparecencia ante la prensa desde el drama.

El tiempo apremia y la zona ha sido dividida en cuadrantes para hacer más sistemática la búsqueda. Los investigadores se debaten entre el peligro de que las prisas les hagan dejar huecos en su peinado del fondo marino y la amenaza de un trabajo demasiado afanoso que no dé resultados antes de que los emisores de las cajas negras callen para siempre.

Mientras se buscan las cajas negras, las pesquisas se limitan al análisis de los restos encontrados y de los mensajes de radio emitidos por el avión minutos antes del accidente.

El BEA, sin embargo, no ha tenido acceso a las autopsias efectuadas en Brasil a los cuerpos rescatados en el mar, una información que Arslanian considera "importante" para seguir colocando piezas al "puzzle" de su investigación.

Las autopsias corren a cargo de las autoridades brasileñas y a ellas han asistido médico galos dentro de la investigación judicial abierta en Franca.

Pero el médico especialista que el BEA envió a Brasil para asistir a las autopsias, experto en este tipo de accidentes, no fue autorizado a presenciarlas.

Arslanian se mostró muy prudente al asegurar que es prematuro sacar conclusiones a partir de lo que tienen. El BEA publicará a finales de este mes su primer informe preliminar sobre el accidente.

Hasta el momento se han recuperado más de 400 restos del avión, que están siendo reunidos en un hangar de Recife para ser analizados. El BEA no tiene esperanzas de encontrar todo el aparato, sobre todo aquellas partes que estén en el fondo del mar.

Ninguna hipótesis hasta ahora sale de la boca de Arslanian, muy prudente a la hora de apuntar las causas del accidente.

Pero el director del BEA quiso dejar una brizna de esperanza sobre las opciones de que la investigación dé resultados.

"No digo que será un trabajo fácil, pero afirmo que hacemos lo máximo. Dado el trabajo hecho hasta ahora creo que nos acercamos al objetivo", aseguró Arslanian.