"Si bien son los gobiernos quienes deciden si aceptar o rechazar a los refugiados, solo nosotros tenemos el poder real de acogerlos. Debemos cambiar la imagen que tenemos del refugiado como 'el otro'", subrayan.
Concretamente, los jesuitas señalan que la integración y la hospitalidad no consisten solo en abrir las fronteras, sino también en abrir las comunidades.
"Para cambiar nuestros países, debemos empezar cambiando nuestras comunidades, y para cambiar nuestras comunidades debemos comenzar por nosotros mismos", ha señalado el director internacional del JRS, Peter Balleis.
El SJR recuerda que los refugiados, cuando no son literalmente expulsados, suelen ser ignorados, maltratados, encarcelados y, a menudo, excluidos de sus comunidades de acogida.
Según señalan, en Sudáfrica, los extranjeros son víctimas de la violencia; en Europa, los refugiados se ven obligados a depender del mercado de trabajo informal y de viviendas precarias; y en los Estados Unidos, los que huyen de la violencia generalizada en América Central son detenidos.