La joven, que embarcó en Gatwick para ir a la boda de una amiga en Grecia, sufrió un ataque epiléptico justo antes de que el vuelo despegase. A pesar de que este apenas duro unos segundos y los paramédicos que la atendieron dentro del propio avión le aseguraron que estaba en condiciones de volar, la tripulación decidió que lo mejor era que abandonase el avión.
En declaraciones para el diario ‘Independent’, la modelo aseguró haberse sentido muy “avergonzada” por la situación. “Si hubiera tenido que sacar en camilla del avión y haberme llevado al hospital, lo entendería perfectamente pero a una persona que puede andar y hablar, que se ha levantado, ha cogido su pasaporte y se ha bajado del avión por su propio pie…eso es vergonzoso” explicaba la joven, que pretende con su queja advertir al personal que trabaja en la aerolínea tenga más cuidado del trato que hace de las enfermedades de sus pasajeros.
Por suerte, Stephens consiguió llegar a tiempo a la boda cogiendo el siguiente vuelo.