El libro 'Nacidos en Mauthausen' narra la lucha de tres embarazadas que sobrevivieron con sus bebés a los campos nazis

EUROPA PRESS 08/06/2015 15:22

Concretamente, la autora reconstruye el relato de Priska, Rachel y Anka, que se quedaron embarazadas mientras vivían en los guetos a los que habían sido destinadas y que un día se encontraron hacinadas en los vagones de los 'trenes de la muerte' que las condujeron a los campos de exterminio de Auschwitz y Mauthausen.

"Es la historia de tres mujeres que desafían a la muerte para garantizar la vida de sus hijos. Jóvenes de familias acomodadas al comienzo de la guerra que acaban soportando los mayores horrores y que pudieron reconstruir sus vidas al salir de los campos nazis", ha explicado Holden durante la presentación de la obra este lunes en Casa Sefarad Israel.

Las tres, que no se conocían entre sí y que llegaron a Auschwitz entre agosto y septiembre de 1944, consiguieron ocultar el embarazo a sus captores, incluido el doctor Mengele que si descubría a alguna mujer en estado, o la enviaba a las cámaras de gas o la utilizaba para sus experimentos. Según apunta la autora, se calcula que hubo nueve mujeres embarazadas de las que solo sobrevivieron tres.

Tras siete meses ocultando su embarazo, Priska se puso de parto en una fábrica de aviones donde trabajaban siete días a la semana, 12 horas al día. "Los guardias --relata Holden-- comenzaron a reír y a apostar que si era un niño ganarían la guerra mientras que si era niña, la perderían". Así, la mujer dio a luz, casi sin ayuda, a Hana y tuvo que envolverla en su camisón mugriento.

Asustados por el avance de los Aliados, los nazis metieron a algunas mujeres en un 'tren de la guerra' que durante más de dos semanas recorrió media Europa sin rumbo fijo. En ese trayecto, Rachel y Anka tuvieron a sus bebés.

El 29 de abril, el tren llegó a Mauthausen. Priska había conseguido mantener vivo a su bebé; Rachel había dado a luz en unas condiciones insalubres; y Anka se puso de parto justo al pisar el campo de exterminio, por lo que fue lanzada a un carro con mujeres enfermas de tifus, con la suerte de que al llegar, un médico la atendió y salvó al recién nacido.

A Rachel y a su bebé les obligaron a subir la colina a pie hasta el campo donde les metieron junto a otras mujeres en la cámara de gas. Sin embargo, "no pasó nada", según apunta la autora, porque las provisiones de gas se les habían acabado justo el día anterior, el 28 de abril de 1945. A los pocos días, los Aliados liberaron el campo de concentración y las mujeres junto a sus bebés pudieron salvarse.

RECORDAR LO QUE OCURRIÓ

Una de esas bebés, Eva Clarke, que acaba de cumplir 70 años explica que su nacimiento en el campo de Mauthausen no marcó su vida y vivió una niñez y adolescencia normal.

Según recuerda, la primera vez que su madre le habló de su nacimiento en el campo de exterminio y de lo que allí ocurrió fue un día a la salida del colegio, cuando Eva vio una bolsa en la mesa de la cocina con las iniciales A.N. (las de su madre, cuando estaba casada con su primer marido, el padre de Eva).

En cualquier caso, apunta que es "imprescindible" que se conozca en detalle lo que ocurrió en esos campos nazis "para que no vuelva a suceder", aunque lamenta que a día de hoy siguen sucediendo horrores como aquellos "en Camboya, Bosnia, Ruanda o Darfur".

En este sentido, Holden afirma que hoy en día se siguen produciendo "Holocaustos contemporáneos" y, concretamente, sobre el Holocausto nazi, subraya la importancia de conocer los testimonios de los supervivientes, a los que ella llama "la voz de los sin voz" y que, como en el caso de Priska, Rachel y Anka también ofrecen, incluso en medio del horror, "esperanza".