Nació en Polonia en 1903, hace 112 años, y vivió dos guerras mundiales. En una de ellas fue una de las miles de víctimas que el nazismo dejó a su paso. Consiguió salir vivo del campo de concentración de Auschwitz, suerte que no corrió su mujer. Fue encontrado por miembros del bando aliado en el año 45. Poco después, consiguió trasladarse a la ciudad israelí de Harifa, donde regentó un negocio de confitería hasta su jubilación.
Esta semana ha recibido el certificado que le acredita como el hombre más longevo de la faz de la tierra, después de que su antecesor, el japonés Yasutaro Koide, muriese el pasado enero a los 112 años. Tras obtener el título confesó no conocer el secreto para tener una larga vida. “Creo que todo está determinado desde arriba y nunca sabremos las razones del por qué. Ha habido hombres más listos, más guapos y más fuertes que yo y que ya no están vivos”, ha afirmado según recoge la web de ‘Guinness World Record’.
Aunque sea el hombre más viejo del mundo, no logra superar la longevidad de la mujer que ostenta el título de persona más anciana del mundo. La estadounidense Susannah Mushatt Jones, es la mujer más mayor del mundo con 115 años. Tampoco logra sobrepasar el record de mayor longevidad vista hasta el momento, al menos no aún, ya que se establece en los 122 años y lo ostenta la francesa Jeanne Calment, ya fallecida.