El Papa mostró esta preocupación ante varios miles de fieles que asistieron hoy en la plaza de San Pedro al Ángelus dominical, durante el cual recordó que del 17 al 23 de marzo viajará a esos dos países africanos, viaje con que el quiere "abrazar idealmente" a todo el continente negro.
En Yaundé entregará el documento preparatorio del próximo Sínodo de obispos sobre África, que se celebrará en el Vaticano en octubre de 2009, y en Angola, "un país que tras una larga guerra interna ha encontrado la paz y ahora está llamado a reconstruirse en la justicia", según subrayó, conmemorará los 500 años de la llegada del cristianismo.
"Con esta visita pretendo abrazar idealmente a todo el continente africano, sus miles de diferencias y su profunda alma religiosa, sus antiguas culturas y su fatigoso camino de desarrollo y de reconciliación, sus graves problemas, sus dolorosas heridas y su enorme potencialidad y esperanza", afirmó el Papa.
El Obispo de Roma señaló que pretende confirmar en la fe a los católicos, animar a los cristianos en el compromiso ecuménico y llevar a todos el anuncio de paz confiado por Cristo a Iglesia.
Benedicto XVI agregó que parte para África "sabiendo que no tiene otra cosa que proponer y entregar" que Cristo y la Buena Nueva, "que vence toda resistencia humana y hace posible el perdón y el amor para los enemigos".
A este respecto agregó que esa es la gracia del Evangelio, "capaz de transformar el mundo, que puede renovar también África, ya que genera una irresistible fuerza de paz y reconciliación profunda y radical".
El Pontífice subrayó que la Iglesia no persigue, por tanto, objetivos económicos, sociales y políticos, sino que anuncia a Cristo, segura de que el Evangelio puede tocar los corazones de todos y transformarlos, renovando desde el interior a la persona y a la sociedad.
Benedicto XVI destacó que durante el viaje se conmemorará la festividad de San Jose y su onomástica, y tras recordar que José huyó a Egipto con María y el Niño para poner a Jesús a salvo de Herodes puso este viaje bajo la intercesión del patrono de la Iglesia Universal.
"Pongo bajo la intercesión de San José mi peregrinación y a las poblaciones de toda África, con sus desafíos que la marcan y las esperanzas que la anima. Pienso en las víctimas del hambre, de las enfermedades, las injusticias, los conflictos fratricidas y de todas las formas de violencia que por desgracia siguen golpeando a los adultos y niños", dijo el Pontífice.
Benedicto XVI también señaló que esa violencia también se ensaña contra los misioneros, los sacerdotes, religiosos, religiosas y voluntarios.
El Pontífice, que como es costumbre saludó tras el Ángelus en varios idiomas, entre ellos español, pidió en todas esas lenguas a los fieles que recen por su viaje a África.