El Papa Francisco propone para 2017 la "no violencia activa" y pone como ejemplo a Luther King o Gandhi

EUROPA PRESS 12/12/2016 12:06

"Que la no violencia se transforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas", reclama en el documento, publicado este lunes 12 de diciembre por la Santa Sede.

El Papa Francisco pone como ejemplo de este estilo de no violencia activa a Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan, por su éxito en la liberación de la India, y a Martin Luther King Jr. por su lucha contra la discriminación racial.

También indica que, en especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como, por ejemplo, la Madre Teresa, o Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia.

Francisco recuerda el primer mensaje por la paz enviado hace 50 años por el Papa Pablo VI en el que señalaba que "la paz es la línea única y verdadera del progreso humano, no las tensiones de nacionalismos ambiciosos, ni las conquistas violentas, ni las represiones portadoras de un falso orden civil" y se muestra "impresionado" por la "actualidad" de estas palabras "que hoy son igualmente importantes y urgentes".

En este momento, según precisa el Pontífice, el mundo sufre "guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente", lo que ya ha denominado en otras ocasiones como "guerra mundial por partes".

Sin embargo, se pregunta si la violencia permite alcanzar objetivos de valor duradero o, por el contrario, todo lo que obtiene se reduce a "desencadenar represalias y espirales de conflicto letales que benefician sólo a algunos señores de la guerra".

Francisco responde que la violencia "no es la solución" y advierte de que responder a esta con más violencia solo genera, en el mejor de los casos, emigración forzada, "ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas"; y en el peor de los casos, la muerte.

Por ello, sugiere aceptar la propuesta de Jesucristo de la no violencia y cita al Papa emérito, Benedicto XVI, al apuntar que esta violencia solo se puede contrarrestar con "un plus de amor y bondad".

Asimismo, defiende que tanto la Iglesia católica como otras tradiciones religiosas se han comprometido en el desarrollo de estrategias no violentas para la promoción de la paz en muchos países e insiste en que "ninguna religión es terrorista" y en que "la violencia es una profanación del nombre de Dios".

ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO

En cualquier caso, puntualiza que el camino de la no violencia ha de empezar a recorrerse en el seno de la familia y suplica "con urgencia" que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños. También realiza, como en ocasiones anteriores, un llamamiento a favor del desarme y de la prohibición y abolición de las armas nucleares.

Como programa para la paz, Francisco propone a los líderes políticos y religiosos, responsables de instituciones internacionales, dirigentes de empresas, medios de comunicación y, en general, a todas las personas, el "manual" de las ocho bienaventuranzas --bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz, los perseguidos--.

Finalmente, el Papa asegura que la Iglesia católica acompañará todo intento de construcción de la paz con la no violencia activa y creativa. En esta línea, el 1 de enero de 2017 comenzará a funcionar el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que se ocupará de las cuestiones que se refieren a las migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los presos, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura.