Como enfermera de oncología, Holly conocía todos los horrores que puede traer esta enfermedad, y Lily estaba muy preocupada de perder su melena, además, para pacientes tan jóvenes es difícil encontrar una peluca.
Por ello Holly decidió confeccionar ella misma una peluca para Lily hecha de lana amarilla que rememorase sus cabellos rubios.
Pronto esta iniciativa se hizo famosa y recibía encargos de pelucas que llegaban a ocuparla 40 horas a la semana. Así las cosas, Holly decidió crear una página web que sirviese para cubrir los costes de la elaboración de las pelucas llamada 'The Magic Yarn Project'.
A estas alturas el proyecto es conocido en varios países y Holly intenta expander la iniciativa creando, por ejemplo, videotutoriales que enseñan a confeccionar las pelucas.
Para Holly esto no solo sirve para ayudar psicológicamente a las niñas, sino también a muchos padres que sufren cuando ven como sus pequeñas van perdiendo el cabello.