No preguntes por el jefe; sólo está la jefa

KAMALA OROZCO 08/03/2009 00:00

Pero llegar hasta ahí no es un camino fácil. En la actualidad, un 32,8% de los trabajadores autónomos, 1.151.600, son mujeres empresarias en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Como señala Isabel Benavides, propietaria del parque infantil 'El escondite del Rey', "cada vez hay más mujeres buscándose la vida, buscando nuestro hueco...". Cree que "cuando nos ponemos a dirigir o nos ponemos al frente de un proyecto, somos pasionales y trabajamos duro".

Isabel trabajó durante muchos años en el mundo de la publicidad, un mundo "donde es muy difícil escalar posiciones para la mujer, donde no hay muchas mujeres directivas y donde el techo te llega antes". Decidió dejarlo y emprender un camino propio. "Ahora me permito hacer las cosas que yo quiero, como yo quiero, de acuerdo con mis ideales".

Algo que también se propuso Estela Antín al crear su tienda de camisetas 'La Tipo'. "Quería hacer algo que fuera independiente", señala. Estela explica que es "superdifícil" poner una empresa "como mujer o como hombre" porque se trata de un "proceso muy burocrático y complicado". En ese sentido no ha notado "ninguna discriminación".

Tampoco Adriana Andrade y Leticia Junco, jóvenes socias del centro de ocio infantil 'Teatrín-Teatrán', han notado diferencias por ser mujer. En su caso, sin haber trabajado antes, decidieron que no querían "tener jefes". Aunque pidieron subvenciones, recalcan que es "complicadísimos acceder a ellas". Adriana indica que hay "mucho asesoramiento" pero, al final, "nuestros padres tuvieron que avalarnos para conseguir el préstamo".

Sara Pérez, de 'Los placeres de Lola', está de acuerdo. "Solicitamos bastantes subvenciones y no nos dieron ninguna". "Cuando solicitamos la revisión, nos mandaron un dossier indicando a qué empresas se las habían concedido y eran casi todas peluquerías, centros geriátricos o guarderías. Y, además, sobraron 3.000 euros sin asignar", explica. Además, se da la paradoja de que la subvención llega al cabo de los años, si la empresa ha conseguido sobrevivir, no como ayuda para los primeros tiempos, los más difíciles.

Antes de tener la empresa con sus socias, Sara trabajó de terapeuta. Cree que "es distinto cuando la empresa es tuya, lo vives de un manera más intensa. Por la empresa lo dejes todo sueñas con la empresa, comes con la empresa, sales con la empresa, te vas de vacaciones con la empresa, pero nos encanta". Apunta que, al ser empresaria, "tienes más libertad al ser tu propio jefe y supone una gran recompensa crearla de la nada, con tus ideas, con tu ilusión".

Sobre la discriminación, señala que "no hemos notado nada, estamos muy a gusto, sabemos cuál es nuestro lugar, tenemos las cosas claras y si alguien ha intentado empujarnos, no lo hemos notado", concluye.