Proponer cerrar centrales con 40 años es un "engaño" que los ciudadanos pagarán en la tarifa de la luz, según Lacalle

EUROPA PRESS 27/02/2016 19:15

Lacalle ha analizado el documento las propuestas energéticas del acuerdo firmado entre Pedro Sánchez y Albert Rivera para un posible Gobierno en una entrevista con Europa Press en el marco de la Jornada de experiencias operativas de la Sociedad Nuclear Española, celebrada en Madrid.

Respecto al compromiso de cerrar las plantas al cumplir 40 años, opina que puede hacerse, siempre y cuando el consumidor conozca, entienda y acepte lo que esa decisión conlleva. En concreto, ha advertido de que "tal y como está el mix y la estructura de costes, la propuesta supondría, tranquilamente un aumento del 30 por ciento de la tarifa para los consumidores".

Por ello, ha criticado que el proceso de transición tecnológica acordado no identifica cómo se realizará y, "sobre todo, cómo se hará sin que le suponga al consumidor un aumento total de las tarifas del 50 o 60 por ciento".

Así, denuncia que "se está engañando con el coste de esas medidas" y defiende que la decisión técnica de si una planta nuclear puede o no extender su vida útil no es competencia de un partido político u otro sino de los organismos técnicos. Lacalle reclama que el objetivo no sea eliminar una u otra tecnología, sino entender la forma en que el próximo Gobierno va a conseguir que las tarifas en España bajen.

"El problema de competitividad en el que nos hemos metido a través de grandes subvenciones y enormes costes fijos, debe ser la prioridad del Gobierno", aconseja.

Lacalle cuestiona también la falta de análisis económico de las medidas del acuerdo por lo que califica la propuesta de "limitada", ya que se debe entrar en detalle en el "problema triple" del sector energético español, consistente en el "enorme coste de tarifa" por los costes fijos y las subvenciones; la sobrecapacidad instalada y la "decisión unilateral" de los Gobiernos de incentivar una u otra tecnología.

De este modo, está "sorprendido" porque si la propuesta es de carácter ambiental y no política, no se hable del carbón, "mucho más contaminante e ineficiente" que la energía nuclear. "Me parece curioso", comenta. A su juicio, la transición energética y tecnológica debería acometerse desde la competencia frente a la penalización del eficiente para subvencionar al ineficiente, de modo que las más competitivas lideren la bajada de precios.

FOMENTAR LA FOTOVOLTAICA: UN ERROR POLÍTICO "MONSTRUOSO"

Además, ha calificado de "error histórico y monstruoso" subvencionar tecnologías ineficientes en un momento naciente como la energía solar, sin que España pueda ahora beneficiarse de la caída de costes y que ha provocado una sobrecapacidad del 40 por ciento, sobrecostes para empresas y familias y sin que haya funcionado desde el punto de vista social, del empleo y la industria.

Por todo ello, opina que el mix energético "no puede ser una decisión política" pues el Gobierno no tiene mejor información que las empresas sobre el desarrollo tecnológico de las tecnologías y eso provoca que se perpetúen sectores obsoletos y contaminantes como el carbón. "Me parece ideológicamente demagógico que se olvide la parte más subvencionada, más contaminante y más ineficiente en el acuerdo (de PSOE y C's). Es alucinante y tiene que ver con la decisión política de sostener a sectores rentistas", ha sentenciado Lacalle que lamenta que, al final, es el consumidor el que paga estas decisiones en su factura.

A su juicio, la descarbonización de la economía en este siglo será posible gracias a la tecnología que aumentará la eficiencia energética que "es esencial". Sin embargo, ha asegurado que esto será "imposible" sin la nuclear.

"Podremos hacer todo tipo de cábalas sobre la solar, cuyo desarrollo es espectacular, el viento, que también, la biomasa, que en realidad no es una renovable, todo eso se puede tener en cuenta y es muy importante en la transición; pero la descarbonización como objetivo fundamental no puede existir sin la nuclear, ni en España, ni en ningún otro país", ha sentenciado.

Asimismo, ha defendido la nuclear porque la mayor parte del consumo energético es de base, lo que cada ciudadano consume cada día, de modo que si se prescinde de una energía ininterrumpida para sustituirla por otras con variabilidad enorme, el sistema se encarece y se incurre en riesgo de apagones. Lacalle opina que mientras la tecnología va poco a poco buscando alternativas ininterrumpibles de almacenamiento, no se puede destruir la competitividad y la capacidad de consumo de las familias solo por negar el efecto inapelable de la eficiencia.

CAMBIO CLIMÁTICO

Por otro lado, el economista cree que los objetivos de cambio climático alcanzados en la Cumbre del Clima de París se pueden conseguir "en cuanto se quiera, mañana mismo" pero el problema es una falta de voluntad por lo que, en realidad "es un cuento chino".

Desde su análisis, los objetivos de cambio climático no se conseguirán subiendo los costes a los ciudadanos del tercer mundo, ni los precios de la energía ni poniendo trabas al crecimiento económico y está "100 por 100 seguro" de que como no va a ocurrir es "con planes quinquenales".

El economista ha criticado las Cumbres internacionales que "cuestan una pasta" y van "a reunirse, cada uno en avión privado" y que es parte del juego en el que se comprometen a invertir 100.000 millones de dólares que se destinarán en "lo que les de la gana", pero mientras se trasladen los errores de planificación y los costes a los ciudadanos, advierte de que "no se conseguirá nada" sino el estancamiento secular de la economía.

En definitiva, afirma que reducir el incremento de la temperatura a 1,5 grados centígrados a final de siglo "claro" que se conseguirá, a base de tecnología, pero sería "muy fácil" hacerlo mañana mismo, si los Estados quieren. Para ello, plantea que si China, Rusia o Venezuela, por ejemplo, cierran sus empresas "estatales" bajaría la temperatura "ya", pero aquí se está viviendo un "cuento chino" que van a pagar, por ejemplo ciudadanos europeos, que emiten el 12 por ciento del total de gases de efecto invernadero, o los españoles, que representan un 1 por ciento del PIB mundial.

A su juicio, por ejemplo, la realidad es que Venezuela no quiere cerrar sus empresas estatales y, de hacerlo, exigiría que el resto de los países pagaran su esfuerzo. "Esto es un impuesto adicional que están introduciendo por la nada. Es una vuelta al rentismo", ha denunciado.

Finalmente, desconfía de que esto se vaya a lograr fomentando sectores no rentables o construyendo ciudades fantasmas provocando un endeudamiento del PIB y lamenta que la propuesta sea hacer desaparecer un 20 por ciento del PIB mundial para frenar las emisiones cuando la limitación del calentamiento global llegará, "y esta es la parte positiva", con tecnología "que es imparable".