Con la reforma, la ley del aborto se convertirá en la más restrictiva que ha tenido España. El aborto deja de ser un derecho de la mujer para ser algo ilegal permitido solo en dos supuestos: la mujer podrá interrumpir el embarazo solo si ha sido fruto de una violación o si hay peligro físico o psíquico para la salud de la madre.
Se elimina el tercer supuesto, que sí reconocía la ley del 85: la malformación del feto. Solo en el caso de que a la mujer le afecte psíquicamente tener un hijo con una patología podrá abortar.
Para someterse a la intervención la mujer necesitará los informes de dos médicos ajenos a la clínica donde se realice el aborto. Y las menores necesitarán el consentimiento y acompañamiento de los padres para abortar.
El Gobierno dice que la ley protege a los más débiles. La oposición, que es una reforma innecesaria, cínica e injusta.