Un piloto rememora el amerizaje por el que se le sometió a consejo de guerra

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS 18/01/2009 09:24

Eugenio Maldonado, que en la actualidad tiene 72 años, ha afirmado que no es fácil "encontrarte con un avión a tope de pasaje" y no tener otra alternativa que intentar efectuar un amerizaje.

Sin quitarle mérito al comandante del vuelo de US Airways, Maldonado ha comparado los elogios que éste ha recibido por parte de las autoridades, que le han aclamado como un héroe, con el consejo de guerra al que tuvo que enfrentarse porque uno de los 28 pasajeros del avión de la compañía Spantax que pilotaba murió en el accidente."Nunca dudé en dar mi vida por salvar a los pasajeros y querían fusilarme", ha relatado el ex piloto, quien al final fue exculpado porque la autopsia practicada al pasajero reveló que murió a causa de un infarto y no ahogado.

Según Maldonado, la dificultad de posar un avión sobre el mar es mayor que sobre el río, ya que en el primer caso es necesario buscar la cúspide de la ola. De lo ocurrido el 16 de septiembre de 1966 recuerda que el avión, un DC-3, despegó con destino a la isla de La Palma, y a los tres minutos sufrió un problema en un motor, con nubes y rodeado de montañas, por lo que decidió intentar el amerizaje.

El impacto del aparato sobre el mar originó una cortina de agua que motivó que un avión que volaba por la zona comunicara al aeropuerto que se había hundido. También rememora la urgencia, unos cinco minutos, para abandonar el avión antes de que se hundiera, y la dificultad para sacar a las madres de los niños que viajaban en el aparato, que no querían separarse de los menores para subir a la barca de un pescador que se acercó, aunque el resto tuvo después que nadar hacia unas rocas.

No obstante, uno de los viajeros no quería desprenderse del avión, y el comandante se hundió con él porque "tenía los ojos abiertos, pensaba que estaba vivo", pero más tarde salió a la superficie con trozos de su camisa en las manos.

Eugenio Maldonado, que vive actualmente a caballo entre Málaga y Toledo, ha asegurado que ésta no ha sido la peor experiencia que ha vivido como piloto. En 1982, cuando pilotaba un Boeing 727 de Londres a Madrid, se quedó sin mandos, "no funcionaba nada" y aunque pensaron que iban a morir, finalmente el avión tomó tierra en el aeropuerto madrileño. Cuatro años después, en Milán, tras accionar el tren de aterrizaje del avión "se dobló la pata izquierda" y tuvo que "tomar tierra con una sola", recuerda.

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