El anuncio muestra a la antigua novia de Leonardo Di Caprio besando apasionadamente a un hombre y, en otra escena, tumbada sobre una cama vestida sólo con pantalones vaqueros y cubriéndose el pecho con un edredón.
"Si la gente quiere o no ver eso es una opción personal y nosotros no decimos a la gente lo que hacer en su vida privada en casa, pero no se puede permitir que se envenene el ámbito público", criticó el rabino Mordejai Bloi, líder del grupo ultra-ortodoxo Guardianes de la Santidad y la Educación.
El cartel está ubicado en una autopista que va en paralelo al Mediterráneo desde el sur de Tel Aviv hasta el pueblo de Herzliya.
Bloi amenazó incluso con organizar un boicot a la cadena de ropa israelí Fox, que contrató a Rafaeli para el anuncio y cuenta con muchos ultra-ortodoxos entre sus clientes.
La empresa había evitado hasta ahora exponer en espacios públicos aquellos anuncios más provocativos de Bar Rafaeli y limitarlos a la televisión e internet, que emplean sólo una parte de la comunidad ultra-ortodoxa judía.