Tengo el corazón contento

EL METRÓNOMO 10/06/2008 09:08

El santo y seña de Leona Lewis

A estas alturas del concurso las expulsiones son un drama precedido del propio drama de las nominaciones. En el orden inverso al citado lo viven los nominados, y en ese preciso orden lo podremos presenciar esta noche, como cada martes. Ambos han demostrado ser alumnos incómodos en ocasiones para sus profesores. Iván por su inveterada costumbre de cuestionarlo todo y mantener un permanente tono crítico. Anabel por no haber sabido asumir las críticas, presentando serios problemas para sobreponerse a las dificultades, o incluso a sus propios errores. Pero ambos se nos antojan como imprescindibles.

El drama de esta noche se verá compensado por la presencia en el escenario de Leona Lewis, que ha de ser todo un ejemplo, santo y seña para nuestros alumnos. Esta cantante inglesa fue concursante de un 'reality' (tercera edición del 'Factor X' británico) y hasta hoy ha sido comparada por la crítica musical con intérpretes como Whitney Houston, Mariah Carey o Christina Aguilera. Con 'A moment like this', su primer sencillo, logró batir un récord mundial de descargas (más de 50.000 en apenas media hora). Esta noche cantará 'Bleeding Love', el segundo sencillo que ha llevado ya al número uno de ventas en el viejo continente. Lewis es un espejo donde mirarse para los concursantes españoles, junto a los 'bisbales', 'chenoas' o 'sorayas' patrios. Ella llegó, lo cual es indicativo de que es posible hacerlo.

Anabel, loba de la copla

En el debe de Anabel estaría su infantil reacción el día que el jurado le afeó su actitud tras una gala en la que fue propuesta para la nominación y dijo textualmente: "Qué nominen a su p*** madre". De acuerdo que fue tras la gala, en ese divertimento televisivo puesto en manos de Àngel Llàcer como un regalo que compense sus horas de dedicación en esta academia. Pero el gesto es igualmente feo sea cual fuere el lugar y situación. Lo peor, como digo, fue cuando en el mismo sitio donde dijo aquello ella lo negaba, una semana más tarde, y cuando el director le anuncia que van a poner la grabación para demostrarle que es cierto primero pide que no lo pongan y cuando resulta algo inevitable podemos comprobar como ha pasado el vídeo y ella sigue con las manos tapando sus oídos, negándose a aceptar una realidad palpable y televisada. 1

En el haber de la cordobesa nominada esta semana estaría su arte, lo gozoso que resulta verla evolucionar en un escenario mostrando su poder y su tronío. Anabel es la Juana Reina de Operación Triunfo, una loba de la copla, la intérprete que hoy elegirían Quintero, León y Quiroga para sus romances de versos octosílabos, sus rimas que son más una apología sentimental que otra cosa, y por eso deben ir acompañadas de todo un sentimiento. Mataría por ver a Anabel interpretando el tema de la Jurado en la gala con dos lagrimones recorriendo sus mejillas, como una Marifé de Triana posmoderna y hip-hopera. Porque es que además la muy ladrona es bella con ganas y cuando no tuerce el gesto y arruga la boca (o incluso la nariz) parece una diosa del Sur. Es como esas bellas lozanas en un balcón, rondadas por algún joven truhán (o varios), que tan bien retrataban los Álvarez Quintero en mediocres dramaturgias.

Iván, todo corazón

Iván no solo es el bufón que a todos entretiene, empezando por los espectadores pendientes de lo que aquí dentro sucede. Es todo corazón, quien más ha sentido cada una de las expulsiones, el más capaz de encariñarse hasta de su más acendrado enemigo. Él es así, tan alocado y festivo como sensible e introspectivo. Verle esta semana poniendo el alma en su canción, congelando la pantalla con su interpretación heladoramente sentida, es todo un espectáculo. Iván es el espectáculo. Por momentos parece tan cálido que da escalofríos, hasta que finalmente logramos sentirnos abrazados por su desoladora calidez. Iván no canta con la garganta ni se dirige a nuestros oídos, lo hace desde lo más profundo de su corazón y directo al nuestro. Es un actor que podría cantar con una mirada, un gesto sordo que en él sonaría con la misma personalidad que transmite todo lo que hace. 2

El 'superstar' que pasó del escenario teatral a la academia, lo cual ha sido una absurda losa para él que finalmente ha conseguido levantar por aburrimiento del contrario. Es Iván el de los musicales, sí, y a mucha honra debió decir él cada vez que le sacaban ese tema. Pero lo que más recordaremos de este concursante, lo que deja una huella indeleble en esta academia, es su 'corazón contento', tan capaz de alegrarle la vida a los demás. Él ha sido quien más nos ha entretenido, con el que más nos hemos reído, la alegría y la animación sin descanso. El buen humor compensando sus ralladas, la explosión descontrolada que le lleva a subirse a una mesa arrastrando a todos los que le rodean, para cantar aquello de: "Tengo el corazón contento/El corazón contento/Y lleno de alegría".

Y lo que el Metrónomo le dice en justo reconomiento y pidiendo que no se marche de esta academia, es que: "Si tu no estás no tengo yo alegría/Yo te extraño de noche/Yo te extraño de día". O bien que: "Tú eres como el sol de la mañana/Que entra por mi ventana/Que entra por mi ventana/Tu eres como el sol de la mañana/Eres el sol de mis noches y la luz de mis días". Y "larala, larala, larala, larala, larala, larala".

¿Esther en Interviú?

Esther dice que será la próxima portada de la revista 'Interviu'. Si la tenemos que creer podemos decir que no ha perdido el tiempo. No sé por qué pero esta concursante me invita a llamarla 'triunfita', término que no me gusta nada. Ella lo es porque así lo hemos decidido entre todos, los más detractores y los menos. Su futuro podría estar en la canción, no en vano aún muchos suspiran viendo a Natalia, que tenía voz de ratita en la academia pero salió de aquí directa a un estudio de grabación en Londrés. Algún avispado productor supo ver que ella podía ofrecer algo que mucha gente está dispuesta a comprar. Y ya lo creo que lo hizo.

Algo parecido a lo que sucedió con Natalia podría pasar con Esther, siempre y cuando ella estuviera dispuesta a recorrer un camino algo más trabajado y tortuoso que el de cumplir los sueños del ínclito Evaristo y aparecer en la portada y/o desplegable de una revista, para servir de ilustre decoración en cabinas de camión u oficinas de talleres varios de automoción y similares. No es que tenga nada de malo, y seguro que es un regalo para los ojos, más que lo fue para los oídos su paso por esta academia, pero en cualquier caso parece significativo que haya elegido la vía rápida, quizá en la convicción de que no habrá más caminos abiertos a su paso. Lo triste es que venga a darle la razón a ese miembro del jurado que deseaba rijoso ver a Esther en su papel de 'triunfita' desnuda.

Escenas de comedor

Si en algún lugar se puede conocer a la gente es en el comedor. Dicen que somos en la intimidad como nos comportamos en la mesa, y puede que algo de cierto hay en esa afirmación. También dicen que somos lo que comemos, y en una de sus geniales greguerías decía Ramón Gómez de la Serna que: "El verdugo es igual al antropófago: los dos matan para comer". Nuestros alumnos no son antropófagos, pero creo que serían capaces de cualquier atrocidad con tal de comer algo mejor de lo que les ponen cada día. Ayer en la comida Iván pretendía comerse un kiwi pero lo desechaba porque estaba más para hacer zumo que para otra cosa. Después de criticar que los kiwis estaban algo más que maduros se dio cuenta que esto es un tema tabú, que luego le piden ridículamente que se excuse por decir blanco a lo que no tiene color, y rectificó a tiempo levantando la voz y como dirigiéndose al silente auditorio que representan las cámaras añadió: "Pero está todo perfecto, están fantásticos los kiwis, claro que sí". Un monstruo este Iván.

En otro momento de comedor Noelia y Manu hacen broma con la canción del agua que al final cantarán en plató tras terminar de grabarla, labor que está ocupando a Pablo buena parte de su tiempo. Los dos, con la ayuda puntual de Chipper, cantan una estrofa de la canción en un tono intencionadamente desafinado, exageradamente además. Están graciosos y Pablo sonríe de forma inevitable, como pretendiendo atrapar el momento con su mirada para poder guardarlo en su memoria. Si no triunfa como compositor y arreglista (ni como pianista, guitarrista o cantante solista, que ya es difícil al tener tantas disciplinas bajo su control) siempre le quedará el recuerdo de los buenos momentos vividos en ese comedor.