Un niño de ocho años despierta solo en un arrozal de una provincia china. Se llama Jacob y no recuerda muy bien cómo llegó hasta allí hasta que el agente de inmigración, Martin Bellamy, lo lleva hasta su ciudad. La casa que dice ser la suya está ocupada por una pareja de ancianos, Henry y Lucille Langston, quienes perdieron a su hijo Jacob hace más de 30 años. El niño los reconoce como sus padres.