Año 2012, una sala de fiesta de Valencia decide contratar a Belén Esteban para ser imagen de su aniversario. Es cuando Daniel Val, empresario de la sala, se puso en contacto con Toño Sanchís, el representante de Belén. La primera reacción de Toño fue decir que Belén no lo iba a hacer porque ella no hacía “bolos”. “A los dos días Toño me llame y me dice que hay una manera de hacer el bolo”, comentaba Daniel Val, empresario de eventos, y añadía: “Camuflárselo a Belén como que es un acto benéfico”. “Nos repitió unas doscientas veces que no nos dirigiéramos a Belén”, decía Daniel.